En Sueño Profético decían:
Procura que llegue a ti
el Amor que Dios reparte,
pero tienes que pedirlo
con la vida que tu haces,
olvidándote del mundo,
de aquello que Él no mande.
Este Mando se conoce
del mando que manda el hombre.
Este Mando, siendo mando,
no obliga, llegando al hombre.
Este Mando queda siempre esperando
hasta que tú Mando quieres,
pero una vez que lo aceptas,
por saber de donde viene,
si no te llegara Mando,
estás vivo y vives muerte.
Esto, para comprenderlo,
tienes que vivir pensando
que el nombre de vida es vida,
porque Dios te está esperando,
y ya no nombras la muerte,
si ves que te llega Mando.
Desperté, oí:
Este Mando, manda a pocos,
porque pocos piden Mando.
Este Mando, cuando llega,
tú ya tienes que llevarlo,
pero ya de otra manera.
Yo miraba al Cielo
y daba gracias
cuando pasaba el éxtasis,
y ya me quedaba el Mando.
Luego, me caían lágrimas,
cuando quería dejarlo
y mis oídos oían:
“Es que para amar a Dios,
tiene que, el sufrir,
no haber llegado”.
Yo seguía mi caminar,
y el Cielo me consolaba
cuando dentro de mi cuerpo
aquellas fuerzas me entraban,
y tenía que seguir
por un Mando que era Vida,
que yo me sentía muerta
cuando veía
que mi cuerpo era de carne,
pero actuaba de piedra.
Esto es lo que más me hacía
aborrecer a la Tierra.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C3
Siempre que habla Teresa tiene tanta fuerza que aunque solo sean cuatro palabras ya sabes que habla ella .
ResponderEliminarNo es para extrañar que aborreciera la tierra,si fueron aquellos tiempos que aún algo quedaba de decencia qué sería si Teresa estuviese ahora en este mundo!