miércoles, 8 de enero de 2020

El árbol lo conoceréis por su fruto

En Sueño Profético decían:

¡Es más lástima el que te conoce, te oye y no te cree! Porque éste no tiene lástima. Reza el Padre Nuestro inconsciente de las palabras que está diciendo. “Venga a nosotros tu Reino”, lo dice y está mintiendo. Si tú esto lo ves imposible, no reces el Padre Nuestro.

Si con el último Apóstol se acabó la Revelación, no existe nada que sea verdad después de estas palabras, de Santos y Elegidos que por la Cabeza de la Iglesia son venerados. Y a esto tiene que seguirlo todo el que se llame cristiano.

Tampoco, el que esto no crea, puede creer las Palabras que Dios Hijo dejó en la Tierra: “Donde dos hablen de Mí, Yo allí estaré”.

Si tú esto lo crees como crees que el agua que bebes es agua, tú no lo desmientes.

Si Él vive y está entre el hombre, ¿qué imposible es que Dios le hable a quien quiera, a espíritu sólo o a espíritu y materia? Negar esto es negar su Existencia.

La parte que Dios le deja el hombre para investigar es la vida de materia.

Si el Amor al Prójimo siempre va delante, y la Paz la deja en el sufrimiento por su oración constante, ya, su buen consejo, hace que tú cambies en la rebeldía que tenías antes, en contra de Dios y siempre culpándole.

Si sientes apoyo como en la escalera con el pasamano, déjate la duda, que ésta puede que te lleve a pecado.

Desperté, oí:

Te lleve a pecado, porque esta duda ya no es al que oyes hablando, esta duda es al que lo ha mandado.  

Coge las Palabras que Dios Hombre dejó para que no fuéramos engañados, y que Aquí, en Gloria, mandan que se dicten:

El árbol lo conoceréis por su fruto”.

Dios puso estas Palabras para el culto y para el rudo.


***

Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo III - C4

1 comentario:

  1. La mala costumbre que tienen en decir que la revelación se terminó con el apocalipsis no tiene sentido.
    Dios le habla y se revela a quien El quiere le guste o no le guste a quien le molesta La Revelación de Dios,que si le molesta es porque no quiere saber nada de Dios y muchísimo menos de sus Mandamientos.
    Siempre que alguien desmiente la revelación Divina es porque por dentro está podrida de soberbia.

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