En Sueño Profético decían:
Si crees en Dios, en los
Profetas, en los Elegidos y en los Santos que ahí en la Tierra tienen su
adoración, ¿por qué no crees en el Elegido?, que estás viendo sus pasos, sus
Escritos y su vivir, sin ser mando de la Tierra.
Si crees en Dios, tú no puedes
tener esta indiferencia.
Dijo uno:
¿Qué sentido tiene que pasaras
por una fuente, vieras correr el agua, diciendo que tenías sed, y no la
bebieras, siendo ésta potable, con justificantes de químicos. Y una vez que el
agua no corriera, ir tú a la fuente y ponerte de rodillas, diciendo: “¡qué
alegría si el agua corriera! Y miraras al Cielo para que Dios te oyera, al cabo
de un tiempo que esto ocurriera?
Pues esto hace el hombre con el
que Dios elige, en vida, en la Tierra. Y no se cansa de repetir lo mal hecho.
Si el hombre creyera en Dios y
pensara que lo que muere es el cuerpo, no podría haber repetido tantas veces
esto, desde que Dios vivió de Hombre y enseñó para su Reino.
Desperté, oí:
A todo el que dijo y comprobó que
Dios arrobaba su espíritu, lo dejaba en éxtasis o le hacía Visiones Divinas, a
éste, el hombre, en vez de adorar lo que de Dios venía, le daba martirio.
El que diga “Dios me manda”, lo
que haga mal hecho, es mal hecho para el que a Dios no ama.
El que ama, bebe el agua Divina y
no se pone de rodillas cuando ya no ve el agua.
Se pone de rodillas y va buscando
donde Dios habla.
Ama a Dios y pídele que te
presente Elegidos que puedan hablar de Él, diciendo: “Dios me lo dice”.
Que es más alegría oírlo, que,
después de muchos siglos, luego te hablen de él.
Ya es premio poder decir: “yo al
Elegido conocí”.
Luego, cuando no haya cuerpo, que
lo adoren para que interceda por ellos.
***
Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C9
No hay comentarios:
Publicar un comentario