El Mando del Maestro

En Sueño Profético decían:

Estas Comunicaciones no son apariciones ni adivinanzas, porque de ser eso, ya Dios al Elegido lo hubiera tenido de otra manera.

Aquí se pide que el Poder de Dios haga que los que no creen ni aman se vean peor que Judas cuando a Dios lo vendió para quitarle la Vida del Cuerpo.

Aquí hacen falta unos 11 como los que Dios en su mesa sentó y se ven sentados. Éstos eran los Discípulos que en la Tierra conocieron los que vivieron cuando Dios vivió de Hombre. Éstos no podían pasar hora que de su Maestro no fueran hablando, dando alegrías de lo que ellos veían y Mando recibían.

Ya sigue uno de sus Discípulos, del que mandan que diga el nombre:

«Yo, Santiago, si mi cuerpo viviera, sería el pregonero de Dios con más fuerza que cuando al Maestro acompañaba. Había veces que el Mando yo lo veía corto de palabra, y sin poder tener silencio, decía: “Maestro, cuando recibo más Mando, creo que más Te sirvo y ya llega la noche y me duermo”. Pero cuando el mando dura pocas horas, le digo a Felipe –que es el que más me acompaña–: “Felipe, hoy ha sido de pocas horas el Mando del Maestro, y quieres creer que tengo pensar con tristeza de pensar que ya no Le sirva. Si esto así fuera, yo pediría la muerte, pero con agonía mala”».

Desperté, oí:

Fue terminar estas palabras y ver que el Maestro con unos cuantos venía. Se acercó y estas fueron sus Palabras:

“Santiago, sabiendo que puedo contar contigo para todo, ya estás a mi Padre y a Mí sirviendo”.

“Cuando te falte mi Mando, puedes seguir el camino que Yo te he mandado otros días”.

“También ponte con mi Mando en frente de los Discípulos que estoy hoy nombrando”.

Decían en la Gloria los que conocieron a los Discípulos, que cuando iban hablando de Dios Hijo, su Maestro –como ellos le decían–, se paraban y había ojos con lágrimas.

Santiago, un Discípulo de Dios Hijo ha sido quien ha dicho este Mando.

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Libro 54 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VII - C6