En Sueño Profético decían:
La constancia alcanza más que las promesas. La constancia olvida las promesas. Las promesas esperan, cumplen, y mayoría de veces no sigue la constancia a la promesa cumplida.
Dijo uno:
La persona que es constante va aclarando misterios, va llevando la verdad y tienen que ir diciendo: “es que su constancia es sin igual”. Hay personas buenas que no las tienen por buenas porque constancia les falta. Esto, en las cosas de la Tierra. En lo Divino, es constancia con Amor, es deseo de vivir siempre el camino que dan las Reglas de Dios. La constancia, cuando es voluntaria, enseña y arrastra a que otros la vivan. La constancia es palabra que no va dicha en lo mal dicho. Mucho repetía Jesús a sus Discípulos:
“Sed constantes en llevar mis Palabras y en dejar selladas las buenas obras, que sin constancia no hay Enseñanza. Cuando practiquéis la constancia, verán que sois mandados por Mí y os sellarán con el nombre de cristianos”.
Desperté, oí:
Vuelve el espíritu a la materia con la palabra cristianos.
Fue Dios de Hombre quien dijo a sus Discípulos:
“Sed constantes en llevar mis Palabras y en dejar selladas las buenas obras, que sin constancia no hay Enseñanza”.
Dijo tanto Dios de Hombre,
que el hombre hoy no sabe
que si hubiera que escribirlo
no habría papel ni hombre.
Por eso a los Elegidos
Dios los manda,
para que quede y escriban
algo que vivan,
para que el hombre compruebe.
Algo que vivan sin cuerpo
y sin el mandar del hombre.
Hoy ha sido la constancia
la que se presenta al hombre.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C8
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