domingo, 10 de agosto de 2025

Si no viviste Prójimo, no puedes venir Aquí

En Sueño Profético decían:

Para hablar de la lumbre, tienes que acercarte. Para hablar del agua, tienes que mojarte. Y para entender el Lenguaje de Dios, tienes que amarle.

Si lo entiendes y Lo amas, no puedes hacer lo que haces. No puedes vivir lejos de aquello que Dios te manda, y tú seguir andando, dando la espalda.

No puedes seguir a Dios y no darle la mano al que al suelo cayó, porque tu caída puede ser mayor el día que creas: “ya no necesito nada aquí en la tierra, ya tengo de todo, la suerte me da lo que yo no gasto”.

Dijo uno:

Es caída mayor, tener y creer que a nadie necesitas. Es caída mayor porque la caridad de ti la retiran y empiezan a numerar la vida que antes hacías, y vives la soledad.

Desperté, oí:

Vives la soledad de no sentir:
“yo hice esto en el Prójimo”.

Vives un interior
sin fuerzas para pedir
por la enfermedad de tu cuerpo.

Que esto te presenta desesperación,
trayéndote a tu memoria:

“Nunca me ocupé
de las Palabras de Dios.

En lo que yo me hacía dueño,
no daba participación.

Y ahora tengo que dejarlo,
y si con la vista pudiera,
todo lo convertiría en fango”.

Que esta agonía la tiene
el que no amó a Dios.

No levantó al caído
y al Prójimo no acudió.

¡Qué diferencia de agonía: 
vivir Prójimo porque está Dios!

Vive tu vida pensando que,
todo lo que ahí tienes,
tiene que quedar ahí.

Y si no viviste Prójimo,
no puedes venir Aquí.

***

Libro 21 - Te Habla El Profeta - Tomo III - C6 

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