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jueves, 20 de marzo de 2025

El Amor es el intérprete de las Palabras de Dios

En Sueño Profético hablaban de este Amor. Amor que Dios quiere para todos, porque todos, sus hijos son. Pero todos a Dios no quieren, y Dios retira su Amor, porque el Amor de Dios no puede ser obligado, vendido ni comprado.

Dijo uno:

Este Amor se compara con las monedas de hacer el bien. Que estas monedas salen de la Gloria y entran en la Gloria. Salen con las Palabras de Dios. Y entran con tus obras. Y estas obras van repartiendo Glorias para el espíritu y alimento para el cuerpo.

Sin este Amor vives la vida del hombre, pero no la vida de Dios. Este Amor sabe valorarlo el que está cerca del Elegido, y no hace nada sin preguntárselo, hechos o dichos.   

Tu vida en el Prójimo y tu sufrir en silencio, Dios te lo premia, y más grandes dará otros premios.

El milagro de la Piel de Cordero, presentando Agua Divina, al que lo vea le dará alegría, miedo y arrepentimiento.

Desperté, oí:

Arrepentimiento cuando piensen: “Yo pude ayudar a cundir estas Palabras, que el oírlas puede quitar de pecar”.

Decían que el Amor a Dios no se podía comprar con dinero de la Tierra.

Que lo compraban las obras, que es la moneda del Cielo.

El que aquí no vea Poder de Dios, no gastes palabras con él, porque no hay Amor.

Que el Amor es el intérprete de las Palabras de Dios.

***

Libro 40 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6

viernes, 19 de marzo de 2021

Palabras de Dios

En Sueño Profético decían:

Se van a decir palabras para que cada uno las coja y las ponga en su espíritu.

Si las que Dios quiere que practiques, tú las estás practicando, no hay alabanza mayor que mandes al Cielo, que hacer su Mando.

Si dices que amas a Dios, tú te notas intranquilo si no vas a oír su Voz en el Lugar que ha elegido para arrobar el espíritu y que vuelva al cuerpo, diciendo: “Dios me ha dicho, y en el Sueño Profético he visto, bien personas que han vivido con cuerpo, o caminos, unos que existieron y otros que aún existen.

Si la palabra Prójimo, de ti tira, tú al Prójimo visitas, porque allí ves a Dios y te traes alegrías.

Si el pecado odias y de él te retiras, ya Le sirves a Dios para buscar ovejas perdidas.

Si la ira desconoces, la soberbia y la avaricia, tú, con tu actuación, acercas Aquí y no retiras de esta Bóveda Divina, que espera al pecador que a Dios el Perdón le pida. Y ya te entra el pensar en levantar al caído y no atreverte a juzgar, porque el Tribunal Divino espera y te está viendo cómo levantas al caído.

Desperté, oí:

Si estos pensamientos publicas,

verás pocas caras contentas.

Porque el Mando de Dios

pocos lo cumplen,

porque no lo piensan.

En cambio, lo de la Tierra

lo cumple el hombre

con fuerza de fiera.

Un espíritu de Dios

no puede olvidar

y dejar de practicar

los Mandamientos que Él mandó.      

Que componen las Palabras

que decían en el arrobo

y que puedes comparar.

Hazte tú las preguntas

y escribe el contestar.

Y si crees en Dios,

verás que lejos de Él estás.

Hay algunos, de estos lejos,

que creen

con sus palabras engañar.

Éstos son más peligrosos,

porque admiten compañía

del espíritu del mal.

***

Libro 31 - Te Habla El Profeta - Tomo IV - C6

miércoles, 14 de octubre de 2020

Las Palabras de Dios no pueden ser invento del hombre

En Sueño Profético decían:

Se van a decir palabras que, el que las piense, tiene que decir amén:

Dios permite el pecado. Dios permite que no Lo quieran. Pero el Permitir de Dios no llega al que quisiera decir: “Dios me lleva en espíritu a su Gloria; me dice que lo publique sin que guarde obediencia a Iglesia ni a seglares; me dicta y queda escrito todo lo que vivió espíritu solo; lo presento a tribunales que ejercen estudios en la Tierra; me orienta cómo Esto ir a la Cabeza de la Iglesia”.   

De esto no ser verdad, a publicarse no llega. Porque se prestaría a muchas reformas que el hombre haría con la Palabra de Dios, diciendo: “Dios me ha dicho en su Gloria”, o “Dios me está diciendo”. Ya mediarían intereses del hombre, que ensucian lo Divino y visten de gala lo que está en contra de Dios.

Dios no permite que el hombre diga “Dios me ha dicho”, siendo mentira.

Las Palabras de Dios no pueden ser invento del hombre, porque quedaría al descubierto.

Dijo uno:

Decir “yo he visto”, no es igual que decir “Dios me ha dicho y me está diciendo. Aquí está escrito”.

Esto está ya, de freno, pasado. Y puede que llegue el día que llore el que el freno tiene echado. Aquí no se compromete nadie, porque el árbol tiene la fruta todo el año y en cualquier momento conoces el árbol.

Desperté, oí:

Es distinto vivir santidad; vivir recogido, de ermitaño; o ser contemplativo, siempre en oración, apartándote del mundo material; a tener Visiones o éxtasis.

Esto que aquí presentas, es Dios que manda que digas: “Dios me está diciendo y me manda que Esto cundan”.

Es sufrimiento grande querer avisar del peligro y que sigan adelante.

O querer regalar joyas y que con insultos te lo paguen.

***

Libro 18 - Dios No Quiere, Permite - Tomo III - C3

miércoles, 7 de octubre de 2020

Las Palabras de Dios

En Sueño Profético hablaban espíritus que estando con cuerpo tuvieron Mando de Dios, comunicando al hombre lo que el hombre quiere negar, que es esta Existencia, donde no acaba la vida, aunque el hombre esto no quiera. Porque la falta de querer saber, lo demuestra. 

Dijo uno:

Treinta años, no hay quien pueda decir ni presentar Escritos de Dios Dictados, antes dichos al espíritu, y luego escritos al dictado, sin tener nada escondido, ni teólogo ayudando para presentar escritos, por quedar más confiado cuando se lean en público.

Esta gigante Verdad no admite reforma a palabras de teólogos o a cabeza de universidad. Si algo admitiera, ya achicaría esta Verdad, y Dios deja Libertad, pero jamás se hará alumno del saber que Dios al hombre le manda para su cultura material. Aquí sí puede el alumno llegar a saber más que el profesor. Pero las Palabras que Dios dé en su Reino para la Salvación del hombre, estas Palabras, suben por encima de la Luna y las estrellas.

Ahora piensa; ¿cómo el hombre, poder llegar a ellas?

Desperté, oí:

Dios manda que se repita, cuando se hable de Elegidos, que este Caso, treinta años, Dios cogiendo a un espíritu en la noche, y de día dictado lo escribe, no podrá ser por nadie igual presentado.

Pues qué más quiere saber el teólogo y el que vive de las letras, para ver que esto no es de la Tierra.

Yo amé primero a Dios

y después la Teología,

que era su Saber

que a mí me venía.

Que este Saber

no tiene noche ni día.

La noche se hace ladrona

y arroba ahí la vida.

El día hace en tu cuerpo

Cátedra de Sabiduría.

Yo, con el Mando de Dios,

doy mi nombre,

para que el espíritu

en el cuerpo lo diga.

TOMÁS DE AQUINO

***

 Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C6