En Sueño Profético decían:
El que busca a Dios por Amor, Dios le responde amando. El que se confía en Él, Dios siempre sale a su paso. Estas Palabras son ciertas.
Dijo uno:
Yo viví siempre haciendo lo que Dios enseñó en la Tierra, y puse toda la confianza en Él. Yo hacía lo que Él mandaba, y Él me pagaba, pero con una renta que todavía estoy cobrándola. La cobro y de mi renta puedo dar pagas desde esta Gloria de Dios, que Dios es el que me manda. Pero, ¿quién diría mandar, a la Voz de sus Palabras? Pero, ¿quién diría, yo sirvo a Dios cuando me manda? El hombre muere y se queda sin disfrutar de esta Gloria por querer tanto a la Tierra.
Pensad: el perder lo Eterno por darles la preferencia a hombres de grandes talentos, hombres que se creían vivos y aún se siguen creyendo... Aquellos no se pararon a valorar esto Eterno; siguieron dando enseñanza para un corto tiempo enfermo. Si el hombre amara a Dios, pondría primero lo Eterno, buscaría con Confianza, llamaría a Dios del Cielo, viviría la Caridad, y Dios ya le mandaría el Premio.
Desperté, oí:
¡Qué hermosa es la Confianza
que en Dios deposita el hombre!
Esta misma Confianza,
luego enseña a otros hombres.
Este que habla en la Gloria,
buen servicio le hace a Dios,
y qué buena paga cobra.
Cuando vivió con materia,
vivió la vida de Dios:
Amor, Caridad y Paciencia.
Caridad: llevando Amor
a su sufrir y sus penas.
Y Paciencia para quitar
al hombre de la violencia
antes de que pueda pecar
un pecado de condena.
Si estos Servicios practicas,
ya tienes la paga Eterna.
***
Libro 11 - Te Habla El Profeta - Tomo II - Pag. capitulo 1
A quien quiere amar, Dios le da Amor. A quien quiere confiar, Dios le da Confianza. La Caridad y la Paciencia nacen del Amor y de la Confianza.
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