En Sueño Profético decían:
La vida de la materia es dura y trabajosa el vivirla, cuando la vives sin pensar que es tiempo breve, cuando te crees seguro de que no mueres, cuando no digas con calma: “ésta es vida de juguete, que aquí estamos de prueba”. Una prueba que te sirve para presentarte a Ésta.
Dijo uno:
Yo siempre iba detrás, cuando viví con materia, del que vivía vida trabajosa por no pensar en los otros que vivieron como él y que el mundo lo dejaron y no dispusieron de tiempo para dar algún encargo; encargo para cuidar algo que él había guardado, de la noche, de los aires, de la lluvia de verano, cuando sin esperar lluvia, estropea lo segado. Este cuido puede ser a un pájaro enjaulado, pero este cuido lo dan a las riquezas de Tierra, a conservar a un cacharro, cuidándolo y poniéndolo con el brillo necesario. También, a veces, conservan de tal manera los pecados, que los heredan familias.
Ahora piensa en el que vive sabiendo que está de paso, adorando sólo a Dios, siguiendo siempre sus Pasos, diciendo: “¿Quién será el dueño de esto en lo que yo no mando y el hombre me ve de dueño y yo como dueño mando? ¿Qué harán de las buenas costumbres que mis padres me enseñaron? Quiero que hasta el respirar tenga adoración al Cielo, que es el vivir de verdad”
Desperté, oí:
Este último vivir
de adoración a esta Gloria,
te hará vivir ahí sin trabajos,
sin pecar y con contacto de Gloria.
Te hará que veas la vida,
larga, suave y contenta.
Amanecerá el día
y pensarás estas palabras
cuando despierto te veas:
¿Podré despedir al día
por vivir hasta la noche?
Si vivo, mándame fuerzas
para estas peticiones.
Que al pecado lo desprecie
como verdugo que viera
“preparao” para mi muerte.
Y que las cosas de este mundo
no me quiten de mi mente
el pensar que estoy de paso.
Que sigo al que estuvo aquí,
y me voy porque viene
el que tiene que cumplir
otro poco de tiempo, breve.
Que esto es nacer y morir.
Que el nacer queda en la Tierra.
Y el morir no existe Aquí.
Si de esa vida te despegas,
ya empiezas Gloria a vivir.
***
Libro 11 - Te Habla El Profeta - Tomo II - Pag. 99-100-101
No debería haber afán que restara desvelos a lo que no perece.
ResponderEliminarGracias Señor por tus Mensajes
ResponderEliminarNo hay nada en la tierra que llene y alimente el Alma como tu Cuerpo y tu Palabra