En Sueño Profético decían:
En lo material no te extraña nada de lo que el hombre exige. Todo lo que el hombre quiere, tiene que hacerlo el hombre.
En lo espiritual todo se hace pesado, tan pesado, que muy pocos lo cumplen.
Haremos unas cuantas comparaciones:
¿Qué malo sería en un colegio de niños, que exigen uniforme, que dos o tres no lo llevaran? Pronto diría el profesor: “que el niño quede en casa hasta que se presente como todos”. Esto es aceptado, y viéndolo normal.
¿Qué más daría ser más alto o más bajo, año más o menos, para ingresar en el ejército, o ir vestido de distinto color? ¿O en la estación de invierno llevar zapatos blancos de lona, aquel señor que tuviera un cargo importante? ¿Y la reina, que su corona diera a su servidumbre, haciendo ella el servicio que ésta le hacía a ella? Aquí no sería permitido que la reina sirviera a su servidumbre. Esto no es malo, pero el hombre no permite, el hombre obedece y hace todo lo que el hombre quiere. El hombre es esclavo del hombre e insubordinado de Dios. Hacer lo que a Dios agrada cuesta trabajo. Hacer lo que el hombre quiere, agrada.
Desperté, oí:
El hombre obedece al hombre, y cuida su materia como objeto eterno.
El hombre desobedece a Dios, y se cuadra ante el hombre.
Dios habla, y no es oído. El hombre manda, y es cumplido.
Dios quisiera que Lo oyeran; y lo que oyeran, con Amor lo cumplieran.
Dios sufre más cuando no Lo quieren oír, que cuando no Lo oyeron.
Si no quieres oír a Dios, no Lo llames para que Él te oiga.
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Libro 9 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo I - Pag. 56-57-58
Dios sufre el anhelo de amar al hombre y no ser amado por él, de ofrecerle la Gloria y recibir su rechazo.
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