En Sueño Profético decían:
Enseña más el ejemplo, que las palabras. Las palabras puedes oírlas y tú copiarlas, pero la acción, cuando tú no estás con Dios, no puedes copiarla. Esta acción es de dentro, donde tú aceptas “el querer Dios” o “el permitir”. Todo lo que te llega lo aceptas, y respondes queriendo a Dios cada día más. Que esto lo tiene Dios presente: tu Amor y tu aceptar. Que esto se aprende sin letras, siguiendo este caminar. Son subidas y bajadas para robarle la Paz al que Dios enseña para que enseñe de esta Gloria Celestial.
Dijo uno:
Al que Dios manda con sus Palabras para que en acción las ponga, ya ha subido grandes cuestas con gran carga, y en el peso siente ayuda, y consuelo en las bajadas. Hay cuestas que se ven grandes y más grandes las hace el que poco ama, porque la confianza en Dios pone en llano la montaña.
Desperté, oí:
El Amor a Dios
y la confianza en Él puesta,
esto te hace
que veas chica la cuesta.
Cuando tú digas:
“Señor, quiero tener tu Presencia”,
duerme tranquilo,
que ya la montaña
en llano se presenta.
En la oscuridad vez Luz
y arreglo a la pobreza.
Y ya sientes que algo en ti
por los caminos te lleva.
Esto, enseñándolo de palabra,
es difícil que lo aprendan.
Tienen que ver caminos
sin corajes y sin protestas.
Y ya Dios te irá,
por donde vayas,
abriendo puertas.
De esto hay muchas palabras
que sin practicar enseñan.
Y lo que hacen
es que ensucian Escrituras
que Dios dejó en la Tierra,
que sus Palabras son Mandamientos
y Nuevo Testamento.
Evangelio que es repetido
cuando ofrecen su Cuerpo.
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Libro 32 - La Palabra del Creador - Tomo III - C4
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