En Sueño Profético hablaban de la Libertad que Dios le deja al hombre. Decían que el que dejara la Libertad y a Él lo siguiera, entonces sería vivir Libertad, porque la razón del hombre, en ti no quedaba, y ya Dios te mandaba, porque a la Libertad, las puertas le cerrabas.
La Libertad es peligrosa si a Dios no amas, porque te lleva a caminos sucios, aunque veas que los limpian o los lavan.
Dijo uno:
Pero tiene que ser dejar Libertad aunque te dé ganancias, dejarla, si ves que a Dios enfada.
De todos los que Dios eligió o elige, ninguno estuvo encerrado y odiando lo que Dios tiene admitido en su Gloria. Lo que sí pasaron fueron grandes sufrimientos, y de Dios no se alejaron. De los santos que están Aquí, hubo quien cogió la Libertad y después se encerró cuando a Dios quiso buscarlo para decirle: “Señor, mándame la muerte si vuelvo a vivir la vida a la que ya le he cerrado las puertas, que ya es vida de Libertad”.
Desperté, oí:
Hay quien cree que para vivir la santidad tiene que odiar lo que otro vive.
Santidad es: Mandamientos vividos, amando, día a día, a Dios más.
Buscar al que del Rebaño de Dios apartado está.
Poner los pies en el suelo y el espíritu en el Cielo.
Procurar que la Paz reine donde quiere entrar el mal.
Bien por el sufrimiento, bien para llevar a pecar.
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Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C7
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