Quedé dormida con alegría, pero
me hacían pensar estas palabras: “Señor, siendo el día que es, no están bien
las alegrías”.
En Sueño Profético decían:
Ya, el contestar en el arrobo era
éste: “Tu pensar es siempre igual, recordando a Dios Hijo cómo está con Cuerpo,
y no queriendo pensar en lo que Le hicieron”.
Cuando mucho quieres a un ser
tuyo que le falta el cuerpo porque le llegó muerte, si en Dios crees, tú lo
recuerdas vivo y hasta parece que su mando sientes, porque tu creer te da
fuerzas y sabes que cuando muera tu cuerpo, ya vives con él Vida Eterna. Pues
si crees en Dios, recuérdalo toda la vida, pero como vivió en la Tierra cuando
en el monte enseñaba cómo tenía que vivir el cuerpo para no decirles muertos a
los que la Palabra de Dios habían vivido hasta que Él se llevó su espíritu a la
Gloria, donde están con el Padre Eterno, la Madre Virgen de Dios Hijo y
todos los que quisieron su Gloria.
Termina el Mensaje un espíritu
que Dios le da Mando:
En este arrobo decían que el
hombre nombraba a Dios muerto y con un sentir de mucho verlo. Y que de Vivo,
como está, muy pocos Lo nombran con el sentir que al nombrarlo muerto Le dan.
Desperté, oí:
La Enseñanza que Dios da en
el Cielo es que quieras verlo Vivo, no muerto.
Y si muerto Lo nombran, con risas y gritos, contentos, el que Dios trae a
su Gloria piensa: “Señor, yo sé que no estás muerto”.
«Yo recuerdo tus Palabras, las
que siempre me estás diciendo: ‘Que Me
ves, dilo, y que estoy Vivo, con Cuerpo’».
El que tenga este contacto con la
Gloria, porque Dios arrobe su espíritu, sufre cuando Lo nombran muerto.
El Elegido siempre tiene la
alegría de que está Vivo, porque Lo ve en su Reino.
Decían que había más que nombraban
a Dios muerto que Vivo.
El Amor de Dios es tan grande,
que sientes este Amor y a Dios matado no quieres recordarlo.
Se va a decir el porqué no querer
ver a Dios en la Cruz
y con pinchos en el Cuerpo:
Si tú tienes gran Amor, con tu
comportamiento hablas de Dios Vivo, no muerto.
El principio del Mensaje también
ha sido dictado.
***
Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C7
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