En Sueño Profético decían:
Por mucha alegría que el día le
dé al Elegido, la noche dobla la alegría cuando Dios arroba su espíritu y ve
una Vida donde no hay cuerpos. Aunque cuando le dicen palabras o le hacen
visiones para contar, vea los cuerpos y todo le parezca normal. Cuando el
espíritu hace el Mando de Dios y vuelve al cuerpo, es cuando despierta oye y ve
lo que Dios manda dictar, y ya cambia el oír y ver del espíritu con cuerpo, por
el ver y oír del espíritu sin cuerpo.
La alegría que el Elegido siente
cuando despierta, con nada se puede comparar, porque le ponen en su pensar que
quién puede hoy decir que a él le pasa igual y puede presentar la cantidad de
Libros que hay publicados y los que quedan aún por publicar. Cuando piensa
esto, la alegría se le agranda más. Esta alegría, el arrobo en la noche la da.
Desperté, oí:
El escándalo de estos Libros no
puede estar callado, por ser Palabra de Dios dicha en la Gloria.
Que tanta falta le hace a los
adelantos de grandes carreras.
El sueño del Elegido es corto,
pero el cuerpo no se niega a cundir estos Mensajes en sitios cerca o lejos, y
el cansancio queda escondido.
También el Permitir de Dios, por
el Elegido es aceptado, queriendo seguir más con este Amor.
Que no se puede comparar con
nada, por no haber otro Dios.
Cuando salgan los Libros con
prólogos de los obispos, en el sitio que Esto está pasando no tienen disculpa
los que se dicen cristianos y no buscan al Elegido.
Empezando por la Cabeza de la
Iglesia en ese lugar, que estos Libros, con prólogos de otros obispos, en las
manos se los han dado.
No dejaban de repetir todo lo que
en el arrobo se ha dicho y se ha visto.
Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C4
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