En
Sueño Profético hablaban de la Fe, de la Confianza en Dios y de entender al que Él
manda.
Decían
que el Amor era el intérprete.
Este
Amor te hace sentir lo que escrito no entiendes si Amor no tienes Aquí. Pero
una vez que lo sientes, entiendes al Elegido tan sólo con la mirada.
El
Elegido para enseñar, de los demás se destaca. Lo demuestra cuando al enfermo
acompaña. No te habla, pero te enseña cómo se vive paciencia. Paciencia que
lleva un fin, para que crean que cuando Dios elige es porque hay diferencia
entre la vida del hombre y la vida que el Elegido lleva. Esta vida es de trote,
es quieta, es vida que para entenderla tienes que amar mucho a Dios y seguir
esta Obediencia. Porque si no hay Amor, no existe Obediencia.
Dios,
cuando da su Mando, el Elegido ha pasado antes por pruebas, pero sin saber que
Dios a su Gloria lo traería cuando vivía con materia.
Desperté,
oí:
Grandes
sufrimientos pasó el que Dios eligió.
Sufrimientos
de paciencia.
Ha
pasado todos los caminos, pero a Dios más Lo ha querido, más Lo ha buscado y más
ha cundido que Dios no es muerto, que es Vivo.
A
pesar de la altura que Dios al Elegido le da, éste humilla a la paciencia para
a Dios no enfadar.
Los
milagros Dios los manda, y son el pago de la vida que el Elegido hace, sin
cansarse y aumentando el a Dios amarlo.
El que
este Amor siente, lo ves vivir una vida con una gran diferencia.
Es una
Vida en la que vive el espíritu en Gloria y los pies en Tierra.
Oyes
ofensas y no puedes callar, pero tienes que esconderlas.
Porque
perjudican a Dios con estas ofensas, diciendo: “Si Dios le habla, ¿cómo le
dicen esas palabras?".
Este
pensar hace sufrir al que ama de verdad.
Porque
el Permitir de Dios, el que ama despreció.
Es de
alto nivel ser Elegido para enseñar. Pero si sigues sus pasos, ves sufrimiento
aguantar.
El que
respete sus Palabras, es que a Dios quiere encontrar para decirle:
Señor,
antes morir que pecar.
Si no encuentro al Elegido,
me
podría condenar.
Porque las leyes del hombre
son
para el pecado premiar.
***
Libro 40 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C4
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