En Sueño Profético decían Palabras que servían de alimento y de
alegría para el espíritu del Elegido. De no recibir estas Palabras, la quietud
y la tristeza, de esta Grandeza Divina la apartarían. Esto es lo que muchas
veces han intentado. Pero este Poder baja del Cielo, y tiene que subir para
bajar más fuerzas y alegrías, que son las que va repartiendo el Elegido, a
sanos y a enfermos de cuerpo o de espíritu.
Sigue el Mando de Dios en un
espíritu que ya tiene poderes para que vean que Esto no es de la Tierra.
Hay ya muchos pensando qué harían
para no perder el sitio que Dios les había dado, con Poderes para perdonar al
que el Perdón quiera.
Si en la Santa Misa hablaran de
estos Mensajes, se verían a muchos hombres cambiados, y se vivirían, como una
cosa normal, los Mandamientos de Dios. Viviendo éstos, no se podría romper la
“carne que Dios unió”, viviendo ya pecado y no respetando lo que Dios tiene
mandado.
Decían unas palabras que aquí
dictan:
¿Cómo una persona que rompe las
Palabras de Dios, puede, en momentos de gran peligro o enfermedad de cuerpo,
pedir a Dios curación y que no se enteren del mal que en los negocios de gran
importancia una vez hizo? ¿Cómo cree que Dios va a oír al que persigue y
ensucia a los que en la Gloria esperan, que son los seguidores de Dios?
Desperté, oí:
Todas las palabras eran diciendo
que cómo el que no cree ni ama a Dios, en los momentos de apuro, a Él Lo llama
y Le pide con palabras cuando en su interior el Amor retira.
Da sufrimiento el pensar cómo, a
una Verdad tan Grande, puede el hombre vivir dándole desprecio.
Esto quedará luego en archivos,
poniéndole nombres de personas con grandes estudios, que decían que Esto no era
de la Tierra.
Al que va hablando de este Poder
de Dios, el que lo ama, no le niega lo que le pide.
Pero el que no lo ama, siempre le
tiene la puerta cerrada.
Se oía en el arrobo decir: “El
que conozca la vida del Elegido, es para que remordimientos se notara”.
El espíritu del Elegido vive Vida
como cuando entierran tu cuerpo.
Aunque ahora su espíritu tiene
traje, que es el cuerpo.
El nombre del Elegido es: “Lugar
que Dios tiene en la Tierra para de su Gloria enseñar”.
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Libro 60 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VII - C3
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