En Sueño Profético decían:
¡Permitir de Dios, que dejas al
descubierto al que desprecia tu Amor!
¡Permitir de Dios, que no quitas
la noche y dejas que salga el sol!
Si Dios le pagara al hombre el
desprecio que Le hace, mandaría temblar a la Tierra, y de compañera, tormenta
con truenos y rayos, o mandarle al agua que no llegara a la Tierra, y que la
que la Tierra tiene en mares y ríos, quedara muerta.
En este arrobo hablaban del
desprecio y del mal recibimiento que a veces le hacen al Elegido. Dios permite
para que le pongan precio a la vida del Elegido, sabiendo que esto es dictado
en el Cielo. Pues si Dios le da Mando, Mando al enfermo lleva. Un Mando en el
que no hacen falta palabras, porque el sentir pone las letras.
El que mal te reciba, el recibir
es de Satanás.
¿Cómo puede ser de Dios
prohibirle al Elegido que llegue al enfermo, cuando el enfermo ame a Dios?
Desperté, oí:
Hablaban en la Gloria, con
sentimiento, del Permitir de Dios y del desprecio del hombre.
Se han dicho muy pocas palabras
del Permitir de Dios.
Pero el que a Dios quiere, desprecia
el Permitir antes de que le llegue.
También decían que olvidara el
sufrir y recordara las alegrías, que Dios las mandaba todos los días.
Esto tiene que dar más escándalo
cada día.
Dios permite para que el hombre
vea que esto no es de la Tierra.
El que esto cree, vive las Palabras
que aquí dictan.
Dios siempre da el ciento por
uno.
Libro 47 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VI - C3
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