En Sueño Profético hablaban de los Discípulos de Dios Hombre. Contaban hechos que no hacía falta que les preguntaran si creían que era Dios, “El Maestro”, como ellos Le llamaban. Decían:
Un día, yendo por un camino en el campo, había unas mujeres que con el tono de voz subido nombraban al Maestro.
Unas Lo conocían, y otras no, porque no quisieron conocerlo cuando otras veces Lo tuvieron cerca. Iban delante dos de sus Discípulos, y tres atrás con el Maestro. Los que iban delante iban mandados por Él, y los que atrás quedaron iban oyendo el Mando. Se acercó una de las tres mujeres que había esperando a los Discípulos, y sin Amor y sin respeto, y con muchas dudas, les hizo esta pregunta:
– ¿Siempre sois mandados? ¿Nunca recibe el Maestro mando de los Discípulos?
Quedó uno más entristecido que otro, y el que menos se entristece, les contesta:
– Nosotros somos ahora hombres, mañana basura. Él es hoy Dios y Hombre. Mañana Él sigue siendo Dios, y su Cuerpo estará con Él en su Reino, donde la Divinidad forma Bóveda, que su nombre es la Gloria. El que aquí piense mandarle, no Lo cree como Dios.
Esta Enseñanza la llevaban para otros sitios, y allí la dejaron para que, cuando el Maestro llegara, fuera más corto el sufrimiento, y ya no Le dijeran a Él nada.
Siguieron andando los Discípulos, y cuando llegó el Maestro, sólo en aquel sitio el aire movía los árboles y las ropas, pero con fuerza. Se paró y dijo:
–Le he dado Mando al viento para que no se mueva de estos metros y a mis Discípulos no les llegue.
Desperté, oí:
No se movían las ropas de los Discípulos, y las tres mujeres no dejaban sus manos quietas, llevándoselas a la cabeza, y sus telas, parecían arrancarlas.
Se paró el Maestro y dijo:
–He mandado al aire para que mis Discípulos cuenten este Hecho, pero no por vosotras, que así no quiere mi Padre que crean que soy Dios.
–Ellos disfrutarán contándolo y vosotras no podréis callarlo.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VI - C3
Mostrando entradas con la etiqueta El. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El. Mostrar todas las entradas
lunes, 21 de noviembre de 2016
domingo, 29 de mayo de 2016
Dios quiere que siempre se esté hablando de Él
En Sueño Profético hablaban de la publicación de los Libros. Decían:
¡Cuántas sorpresas hay guardadas para ella cuando se publiquen estos amplios Evangelios! Amplios, en contar con amplitud los Hechos de todo lo ocurrido cuando Dios vivió de Hombre, dándole su amistad –normal– a todo hombre que quisiera coger su Amistad ahí, y Aquí le tendría sitio en su Gloria. Dios siempre quiere Amistad con el hombre.
Dios le habla al hombre para que el hombre hable de esta Gloria, sin fallo. Dios quiere que siempre se esté hablando de Él, diciendo: “Yo veo a Dios. Yo puedo hablarte de su Gloria porque Dios arroba mi espíritu”. Dios quiere que al que Él se comunica sea el que lo diga.
Dijo Teresa de Ávila:
Si yo sufrí más,
era por no callar.
El hombre, silencio me ponía,
y mi Dios, que yo hablara, Él quería.
Y como Él quería y yo amaba tanto,
nadie me veía callada,
siempre estaba hablando de Él.
Hablaba sin medir tiempo.
Empezaba por segundos
cuando el tiempo escaseaba.
Y había veces que pasaba de la hora,
y esto porque me avisaban:
“¡Teresa, que hace horas te esperaban!
Yo no quiero que te marches,
porque triste dejas mi alma,
pero siento que te coja
la noche por la mañana”.
Ya me iba bien deprisa,
y como a otro encontrara,
la parada era mayor,
si de Dios me preguntaba.
Desperté, oí:
Mi Amor era tan grande,
que no temía a la montaña.
No temía a la montaña,
porque dentro de mí iba
el Dueño de ríos, mares,
montañas y valles,
y también era el Dueño
de aquél que hubiera salido
a matar mi carne en silencio.
Silencio que hubiera roto
el mismo que al ver el hecho,
no ve allí a Teresa,
que ve a Dios en silencio.
Porque yo no era Teresa
cuando hablaba y explicaba
lo que Él me decía dentro.
Dentro de mi misma carne,
dentro de mi mismo cuerpo,
porque también era el Dueño,
como era de los ríos,
de los mares y los senderos.
Por eso, al que Dios le habla,
a Dios Lo lleva por dentro,
y correrá la montaña,
sin noche, día ni sueño,
porqué el que lleva a ella,
es El que lleva dentro.
***
Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - C10
¡Cuántas sorpresas hay guardadas para ella cuando se publiquen estos amplios Evangelios! Amplios, en contar con amplitud los Hechos de todo lo ocurrido cuando Dios vivió de Hombre, dándole su amistad –normal– a todo hombre que quisiera coger su Amistad ahí, y Aquí le tendría sitio en su Gloria. Dios siempre quiere Amistad con el hombre.
Dios le habla al hombre para que el hombre hable de esta Gloria, sin fallo. Dios quiere que siempre se esté hablando de Él, diciendo: “Yo veo a Dios. Yo puedo hablarte de su Gloria porque Dios arroba mi espíritu”. Dios quiere que al que Él se comunica sea el que lo diga.
Dijo Teresa de Ávila:
Si yo sufrí más,
era por no callar.
El hombre, silencio me ponía,
y mi Dios, que yo hablara, Él quería.
Y como Él quería y yo amaba tanto,
nadie me veía callada,
siempre estaba hablando de Él.
Hablaba sin medir tiempo.
Empezaba por segundos
cuando el tiempo escaseaba.
Y había veces que pasaba de la hora,
y esto porque me avisaban:
“¡Teresa, que hace horas te esperaban!
Yo no quiero que te marches,
porque triste dejas mi alma,
pero siento que te coja
la noche por la mañana”.
Ya me iba bien deprisa,
y como a otro encontrara,
la parada era mayor,
si de Dios me preguntaba.
Desperté, oí:
Mi Amor era tan grande,
que no temía a la montaña.
No temía a la montaña,
porque dentro de mí iba
el Dueño de ríos, mares,
montañas y valles,
y también era el Dueño
de aquél que hubiera salido
a matar mi carne en silencio.
Silencio que hubiera roto
el mismo que al ver el hecho,
no ve allí a Teresa,
que ve a Dios en silencio.
Porque yo no era Teresa
cuando hablaba y explicaba
lo que Él me decía dentro.
Dentro de mi misma carne,
dentro de mi mismo cuerpo,
porque también era el Dueño,
como era de los ríos,
de los mares y los senderos.
Por eso, al que Dios le habla,
a Dios Lo lleva por dentro,
y correrá la montaña,
sin noche, día ni sueño,
porqué el que lleva a ella,
es El que lleva dentro.
***
Libro 7 - Investigaciones a la Verdad - Tomo I - C10
jueves, 12 de noviembre de 2015
Si a Él lo amaban, a Él lo buscaran
En Sueño Profético referían un hecho ocurrido en Vida de Dios Hombre.
Dijo Felipe:
Viniendo un día de regreso con el Maestro, al pasar por una hacienda, salieron unos y dijeron:
– ¿Va Matías? Queremos con él hablar.
Siguió el Maestro sin detenerse y a Santiago que iba con Él emparejado le dijo:
–Esos buscan a Matías, para que Matías les hable de Mí. Ahí se reúnen incrédulos, y el dueño de la finca ya me conoce a Mí.
Se acercó Matías y Le dijo:
–Maestro, es que ahí se reúnen unos parientes míos y quieren hacerme unas preguntas.
Le dijo el Maestro:
–Matías, tú no sabes contestar a lo que te pregunten, porque esas preguntas son para Mí, y mi Padre dará en Mí las repuestas. Si las preguntas son con Amor, deben venir en mi busca. Nadie dará el agua mejor que la que viene del Cielo.
Quedó Matías comprendiendo al Maestro, pero con cara de disgusto por no haberlo comprendido antes y así no haber insinuado el entrar.
Desperté, oí:
Dios quiso, que si a Él lo amaban, a Él lo buscaran.
Dios sabía, lo que no sabía Matías.
Ellos quería saber, pero no a Dios ver.
Y Dios, que todo lo sabía, ya el que lo amara, en busca de Él vendría.
Incrédulos se juntaron, y los tibios los agasajaron. Si todos tienen Amor, no llaman a Matías, buscan y siguen a Dios.
Ellos querían a Matías, para preguntarle de Dios, para preguntarle preguntas que sólo responde Dios.
Si de Dios quieres saber, hazle la pregunta a Él.
No hagas lo del incrédulo, que al verlo, se metió dentro.
Si éstos lo llegan a amar, detrás del Maestro van, y le preguntan a Él, preguntas para más saber cómo más a Él querer.
Dios quiere que las preguntas, el seguir y el conocer, sean a Él.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C1
Dijo Felipe:
Viniendo un día de regreso con el Maestro, al pasar por una hacienda, salieron unos y dijeron:
– ¿Va Matías? Queremos con él hablar.
Siguió el Maestro sin detenerse y a Santiago que iba con Él emparejado le dijo:
–Esos buscan a Matías, para que Matías les hable de Mí. Ahí se reúnen incrédulos, y el dueño de la finca ya me conoce a Mí.
Se acercó Matías y Le dijo:
–Maestro, es que ahí se reúnen unos parientes míos y quieren hacerme unas preguntas.
Le dijo el Maestro:
–Matías, tú no sabes contestar a lo que te pregunten, porque esas preguntas son para Mí, y mi Padre dará en Mí las repuestas. Si las preguntas son con Amor, deben venir en mi busca. Nadie dará el agua mejor que la que viene del Cielo.
Quedó Matías comprendiendo al Maestro, pero con cara de disgusto por no haberlo comprendido antes y así no haber insinuado el entrar.
Desperté, oí:
Dios quiso, que si a Él lo amaban, a Él lo buscaran.
Dios sabía, lo que no sabía Matías.
Ellos quería saber, pero no a Dios ver.
Y Dios, que todo lo sabía, ya el que lo amara, en busca de Él vendría.
Incrédulos se juntaron, y los tibios los agasajaron. Si todos tienen Amor, no llaman a Matías, buscan y siguen a Dios.
Ellos querían a Matías, para preguntarle de Dios, para preguntarle preguntas que sólo responde Dios.
Si de Dios quieres saber, hazle la pregunta a Él.
No hagas lo del incrédulo, que al verlo, se metió dentro.
Si éstos lo llegan a amar, detrás del Maestro van, y le preguntan a Él, preguntas para más saber cómo más a Él querer.
Dios quiere que las preguntas, el seguir y el conocer, sean a Él.
***
Libro 3 - La Palabra del Creador - Tomo I - C1
miércoles, 1 de julio de 2015
El Reino de Dios es vivir siempre en Él
En Sueño Profético decían:
Hay quien no hace pecados, por Dios. Y hay quien no los hace, por el hombre. Hay quien sufre cuando otro peca, y hay quien no quiere que a Dios quieras. ¡Hay tantas formas de hacer pecados!, todo por no creer en la Vida que espera, que esta Vida hay que pasarla, bien dicho, que Aquí te quedas. Y si Aquí no te quedaras, llámate entonces muerto. De esta palabra “muerto” hablaba mucho dando Enseñanza el Maestro.
Un día, estaba el Maestro hablándoles a unos, y llegaron otros que no cogieron las primeras Palabras, por pararse con otros que iban en contra del Maestro y que los tenían por grandes hombres en la medicina, por sus estudios y la majestad que siempre ellos ponían delante del que creían que era inferior. Ya el Maestro sabía las preguntas que Le harían, pero ellos no podían saber las respuestas. Ya dijo uno dirigiéndose al Maestro:
–El que a Ti se acerque, ¿no muere ni le dolerá la carne…?
Y terminó el Maestro diciendo:
–¿Y también Le ofreces un Reino…? Éstas son las palabras que te faltaban.
Y ya el Maestro dio dos pasos con la fuerza del Poder de Dios en la Tierra, que a todos les retemblaron sus cuerpos, y sus rostros palidecieron cuando vieron el Poder haciendo que hablara el suelo.
–Ve y diles a los que te han dado esas preguntas, que no sólo no muere el que se acerque a Mí, sino que le daré potestad para que sirva de medicamento para que no mueran los que a él se acerquen, y una vez que ya amen a mi Padre, les dolerá la carne cuando oigan hablar mal de Mí, más que si tuvieran hundidos producidos por la lepra, porque los dolores de la carne, no duelen como oír faltarme a Mí. Mi Reino es vivir siempre en Mí, pero sin carne, y ya no hay muerte, que es lo que no creen los sabios.
Desperté, oí:
Esta última pregunta que el Maestro le dijo cuando él todavía no había pronunciado, fue la que les hizo creer que era Dios.
Éstas fueron las palabras
que encargaron los letrados:
Pregúntale, si el que se une a Él,
no muere, no le duele la carne
y le tiene un Reino preparado.
Y siguieron con risas
y palabras tan ciertas
como el que ve cuatro y cuatro.
Antes de llegar a sus casas,
las caras habían cambiado.
Uno les sale al encuentro
con la razón de sus casas.
Las familias tenían pena
y amargamente lloraban.
Dios les hace una Visión
de alguien que Lo maltrata
y a Carne llega el dolor.
Esto era el decir:
¡Mil veces quiero estar muerta,
que ver tanto a Dios sufrir!
***
Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - C5
Hay quien no hace pecados, por Dios. Y hay quien no los hace, por el hombre. Hay quien sufre cuando otro peca, y hay quien no quiere que a Dios quieras. ¡Hay tantas formas de hacer pecados!, todo por no creer en la Vida que espera, que esta Vida hay que pasarla, bien dicho, que Aquí te quedas. Y si Aquí no te quedaras, llámate entonces muerto. De esta palabra “muerto” hablaba mucho dando Enseñanza el Maestro.
Un día, estaba el Maestro hablándoles a unos, y llegaron otros que no cogieron las primeras Palabras, por pararse con otros que iban en contra del Maestro y que los tenían por grandes hombres en la medicina, por sus estudios y la majestad que siempre ellos ponían delante del que creían que era inferior. Ya el Maestro sabía las preguntas que Le harían, pero ellos no podían saber las respuestas. Ya dijo uno dirigiéndose al Maestro:
–El que a Ti se acerque, ¿no muere ni le dolerá la carne…?
Y terminó el Maestro diciendo:
–¿Y también Le ofreces un Reino…? Éstas son las palabras que te faltaban.
Y ya el Maestro dio dos pasos con la fuerza del Poder de Dios en la Tierra, que a todos les retemblaron sus cuerpos, y sus rostros palidecieron cuando vieron el Poder haciendo que hablara el suelo.
–Ve y diles a los que te han dado esas preguntas, que no sólo no muere el que se acerque a Mí, sino que le daré potestad para que sirva de medicamento para que no mueran los que a él se acerquen, y una vez que ya amen a mi Padre, les dolerá la carne cuando oigan hablar mal de Mí, más que si tuvieran hundidos producidos por la lepra, porque los dolores de la carne, no duelen como oír faltarme a Mí. Mi Reino es vivir siempre en Mí, pero sin carne, y ya no hay muerte, que es lo que no creen los sabios.
Desperté, oí:
Esta última pregunta que el Maestro le dijo cuando él todavía no había pronunciado, fue la que les hizo creer que era Dios.
Éstas fueron las palabras
que encargaron los letrados:
Pregúntale, si el que se une a Él,
no muere, no le duele la carne
y le tiene un Reino preparado.
Y siguieron con risas
y palabras tan ciertas
como el que ve cuatro y cuatro.
Antes de llegar a sus casas,
las caras habían cambiado.
Uno les sale al encuentro
con la razón de sus casas.
Las familias tenían pena
y amargamente lloraban.
Dios les hace una Visión
de alguien que Lo maltrata
y a Carne llega el dolor.
Esto era el decir:
¡Mil veces quiero estar muerta,
que ver tanto a Dios sufrir!
***
Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - C5
viernes, 20 de agosto de 2010
¿Quién mejor que Él puede saberlo? - Libro 65 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo V - Pag. 114-115-116
En Sueño Profético hablaban de seguir a Dios, de Servirlo y de Amarlo. Decían:
Si tu espíritu es de Dios ¿quién mejor que Él puede saberlo?
Si tus ansias son saber de Dios ¿quién mejor que Él puede saberlo?
Si pecaste sin querer ¿quién mejor que Él puede saberlo? Y si el perdón se lo pides tú tienes que oír su Eco. Porque Dios no niega lo que ofrece, pero espera tu petición.
Dijo uno:
Dios dijo que serían mundiales estas Comunicaciones del Cielo y ya mundiales están siendo. Dios dijo: “Que me ves dilo”, no dijo que estuvieran en secreto. Pues el InstrumentoInstrumento de Dios, Sinónimo de Elegido; En este caso se refiere al Profeta Ana García de Cuenca. siguió el Mandato de este Cielo y ¿quién mejor que Él sabe el sufrir del Instrumento? Pero el Instrumento pide y Dios oye su petición.
Es duro comprender todo lo que va del Cielo, duro porque tú te metes en sufrir, sufrir con contento. Pero ¿cómo hacer que llegue a comprenderlo el que sabe que tú estás pero él no está dentro? Como no te diga Amén no sigas diciéndolo, hasta que el hombre lo vea como rayo con rapidez que baja del Cielo, como agua que cae fuerte sin pensar “yo mojo esto”.
Desperté, oí:
¿Quién mejor que Dios puede saber de tu tiempo?
¿Quién mejor que Dios sabe quien le sirve contento, contento de la alegría de adentro?
¿A quién le dará Dios Mando para que guarde silencio?
Si ya el decir “Dios me manda” es llamada de trompetas y repique de campanas.
Escándalo en los hombres que por muerto a Dios daban.
También sabe esto Dios que el hombre está contento diciendo “si Dios murió”.
Estos Mensajes harán que el hombre haga reforma en su forma de pensar.
***
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)