En Sueño Profético decían:
El que quiere a Dios busca donde le hablen de Dios.
Dijo uno:
Ya lo dijo Dios, en Arrobo, al principio de esta Enseñanza:
– El que cree en Mí te busca a ti. El que creyó en mi Padre me buscó a Mí.
Esto, si el hombre lo piensa, no admite contradicción: Buscar agua es tener sed y entonces no te importa lo que andes hasta el agua beber, pero si no la buscas o ves correr el agua en la fuente sin querer agua beber no digas que tienes sed.
Hay quien nombra a Dios del Cielo en su angustia o sufrir y se va buscando consuelo donde a Dios no lo nombran, ni en lo malo ni en lo bueno, donde tienen a este Dios como algo que recuerdan porque alguien les habló de su bajada a la Tierra, y celebran esa noche como otra noche cualquiera. Esto no es amar a Dios.
El Amor busca las Palabras donde Dios manda Amor, que tú sientes alimento de espíritu y razón, y notas cómo te guían hacia el Camino de Dios.
Dijo el mismo:
No puedes tener herida y despreciar bálsamo.
Desperté, oí:
Al creer en la Gloria te notas fuerzas y tu memoria te deja sitio vacío para que puedas perder la Gloria.
Al creer en la Gloria no dices muerto, dices “se ha ido con Dios al Cielo y tal vez esté rogando por los que Aquí nos ve vivos por si Allí ya estamos muertos”.
Al creer y amar buscas consuelo en lo que manda ahí el Cielo.
Que lo manda sin cobrarlo hasta que entierren tu cuerpo.
Si tienes algún sufrir busca las Palabras del Cielo y otro verá tu sufrir, y tú vivirás contento al oír este decir.
Un decir que lleva bálsamo y te achica tu sufrir.
Pero si en la Gloria no piensas te olvidas de este decir.
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Libro 69 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VIII
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