miércoles, 2 de julio de 2025

Receta de Dios

En Sueño Profético hablaban hombres con el Mando de Dios, que ahí vivieron con la medicina y hoy están en la Gloria al servicio de Dios, que también cuando vivieron con materia practicaron sus Palabras, y las curaciones nunca creyeron que fueran hechas por ellos.

Dijo uno:

Yo nunca hice una receta sin llamar a Dios en mi mente, porque el mismo medicamento, en la misma enfermedad, respondía distinto. ¡Yo, qué sabía si Dios quería detener la materia o llevársela ya! ¡Yo, qué sabía si Dios quería que sirviera de ejemplo –que ya  era Dios premiarlo– o estaba de Él apartado, y allí estaba la materia, médico a médico esperando! Yo sabía de medicina por libros que había estudiado, que otros hombres hicieron; que si estaban iluminados, sirven sus medicamentos hasta que Dios los despida de que hagan efecto en un cuerpo que ya tiene llamada Arriba. Por eso, con Dios, sí sirve la medicina. Pero ¿qué es medicina sin Dios? Yo a muchos les decía: “Primero, haz oración, y después, cumple mi mando, que es receta que te doy”. Si el hombre, al que Dios Aquí trae, se entregara como se entrega a la medicina, ninguno perdería la Gloria, a ninguno se le pondría enfermo su espíritu, y el que enfermara, sería curación segura si vivía la receta del Elegido. Pero, ¿cuántos preguntan, qué debo hacer, al Elegido? Y ya les daría el mismo medicamento, hubiera nacido donde hubiese nacido, por haber tan sólo un Médico que su Nombre sea Dios y también su Apellido.

Desperté, oí:

No hay hombre que no se cure
con la receta de Dios.

Esta receta es un sí 
al sí que te diga Dios.

Pero no digas un sí
cuando Dios te diga no.

***

Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo II - C6 

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