lunes, 29 de julio de 2019

Lumbre de Dios

En Sueño Profético hablaban del Amor a Dios. Eran palabras iguales comparándole el valor, pero no eran iguales.

Sigue Teresa de Ávila:

Este Amor, el que lo sienta,
sería grande castigo
hacer que nadie lo viera.

Y recibiendo el castigo,
el Amor, tendría más Fuerza.

Yo quería ponerle precio
para que me comprendieran.

Unas veces ponía el precio
en alegría.
Y otras veces ponía el precio
en mis lágrimas,
que quería detenerlas
y con fuerza se escapaban
y tenía que recogerlas.
Pero no mermaba en mí
esta Lumbre,
que el que la sienta
va quemando con las Llamas
de esta Gloria
que a tu espíritu prende.

Yo, cuando me preguntaban
que les dijera el sentir,
a Dios llamaba en silencio,
y ya no hablaba Teresa.

Salían palabras
que yo no tenía en reserva.
Yo, a esto, llamaba Llamas.
Eran palabras sencillas,
que por sencillas calaban.

Desperté, oí:

¡Ay Lumbre, Lumbre de Dios!

¡Ay Llamas, que prenden roca,
si la roca era carne
y se apartó de la Gloria!

¡Ay Lumbre, que donde llegas
purificas y vas quemando,
y nadie de ti se aparta!

¡Ay Lumbre y Fuego Divino,
que no sé decir palabras
para que el hombre entienda
cómo queman estas Llamas.

¡Ay Lumbre,
que acampas en el espíritu,
y el cuerpo ya da las Llamas!

El que no sienta esta Lumbre,
no entiende mis palabras.

TERESA DE ÁVILA


***

Libro 26 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo III - C3

No hay comentarios:

Publicar un comentario