En Sueño Profético decían:
Dios ama tanto, que te da sin medida. Y el hombre ama tan poco, que pocas veces a Dios Le da las gracias. El hombre siempre está agradecido al hombre y con desprecio a este Dios. El hombre más llama a Dios para insultarle, que para decirle alabanzas.
Dijo uno:
Cuando falta Amor no puedes comprender a otro que ame, esto en la vida de materia. En lo Divino eres cerillo detrás de muralla, que la grande muralla no deja el cerillo ver. En cambio, si hay Amor, verás la muralla correr. Cuando Dios oiga tu Amor, y sin poder comprender, Él te quita la muralla o agranda la Luz para ver. Todo te lo hace este Dios cuando tú quieras saber.
Este Amor de Dios que sin poder comprender, como tú tengas Amor sin palabras y sin ver, ya estás unido con Dios y fácil es comprender. Pero donde no hay Amor, es pedir cuentas al Cielo y al hombre darle valor. Si el edificio se cae, siempre han de culpar a Dios.
Desperté, oí:
¡Qué pocas veces reconoce el hombre
que él es culpable
del sufrir que está sufriendo!
Si el edificio se cae,
ya culpan a Dios del Cielo.
No se piensa en el hombre
que nada hace bien hecho.
Éstos son la mayoría,
que son los que van diciendo:
¿dónde está el Amor de Dios?,
¿dónde está el Dios del Cielo?
¿Cómo se ha podido caer
con lo bien que estaba hecho?
El que ama reconoce
que no es la culpa del Cielo.
Que es algo que falla el hombre
de los primeros cimientos.
Éste que ama,
aparta lo de ahí y lo del Cielo.
Y nunca culpará a Dios,
porque todo lo bien hecho
sale del Amor de Dios.
Lo que pasa es que Dios deja
grande Libertad al hombre.
Por si quieres ser cerilla,
Él la muralla no corre.
Si Amor pides sin palabras,
este Dios ya da Poder
y tú corres la muralla.
***
Libro 10 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo I - Pag. 226-227-228
Si el Creador es Amor, sólo en Él encontraremos la plenitud, y su ausencia será nuestra perdición.
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