En Sueño Profético hablaban de actuaciones diferentes unas de otras. Hablaban para la Enseñanza del espíritu que Dios manda a la materia. Decían que si de Aquí no llevara Enseñanza, podría hacerse daño el mismo espíritu, queriendo que vieran que eran verdad estos arrobos. El sentir que Dios le da es afirmación a su actuación, para que sea copiada y practicada.
Dijo uno que siguió el Mando Divino:
Este espíritu siente el desprecio y el abandono, por Dios. No por el que quisiera ser conocido y quiere que fueran reverenciando estos Mensajes dictados por espíritus de la Gloria de Dios. Al ser reverenciados, acercarían a Dios, quitarían pecados y verían milagros. Está fuera de sitio el hombre que conoce este contacto directo a un espíritu que aún vive con cuerpo, y lo tiene que como cosa que pasó, que pertenece a otros tiempos.
Desperté, oí:
Deberían ir abriéndole paso al Lugar, preguntándole cómo tener a Dios contento.
Y ofreciéndole a Dios lo que Dios les deja de dueños.
Que son las palabras de consuelo y la comida para el hambriento.
Ya que Dios les manda Enseñanza de Salvación para su espíritu.
Esta Enseñanza es dada con alegría y sin cansancio.
Y el hombre responde sin tener tiempo para buscarla y reservando ayuda, porque no cree que Dios aquí hable.
Al hombre no le interesa saber que Dios está Vivo Aquí, porque tiene que cambiar el vivir que tiene ahí.
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Libro 29 - Dios Manda en Su Gloria que Enseñen - Tomo IV - C6
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