En Sueño Profético decían:
Le extraña al hombre que Dios en un Lugar hable, y no le extraña el no hacer lo que el Lugar hace.
Extraña más ver subir la cuesta, cuando tú no vas delante con doble carga a cuestas. Si tú vas así, delante, no te extraña el que detrás de ti venga. Pues así puedes comparar el amar a Dios o no amarle.
Dijo uno:
Cierto que extraña más el ver hacer el bien o el mal, si tú no haces una de estas dos vidas. Si amas con Amor a Dios, no con Palabras, no te extraña que Dios haga en el Lugar, llano o montaña. Pero si tu amor es de palabras, tú nunca podrás hacer lo que el Lugar haga. Si va pisando espinas, el silencio más las clava y le viene a su memoria: “Si te dan en una mejilla, pon la otra”. Esto no lo dijo el hombre, esto lo dijo Dios cuando bajó a enseñar a amarse para no perder su Reino, donde el Padre espera al Hijo, que es el mismo, pero con Cuerpo de Divina Carne, por hacerse el Padre, Hijo.
Desperté, oí:
Va el Mensaje,
a que si tú vives como Dios manda,
no te extraña que otro, igual viva.
Y que si tú a Dios amas,
puede que un día Dios te elija.
Si sus Palabras no vives,
tú no pones la mejilla,
y del Prójimo te olvidas.
Si vas subiendo la cuesta
de esa vida,
sin a Dios pedirle cuentas,
puede que un día Dios te elija.
Pero si subes la cuesta,
sin carga, con dudas y con protestas,
tú no serás elegido.
***
Libro 28 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo V - C4
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