En Sueño Profético decían:
Si no siembras, no recoges.
Si no crees en Dios Vivo,
no buscas donde digan
que Dios está hablando.
Y si algún día buscaras,
porque te estuvieras ahogando,
¿cómo vas a sentir a Dios
como el que siempre Lo está llamando
en la alegría y en el dolor?
En la alegría, para dar gracias;
y en el dolor y el sufrimiento,
para llamarlo y recibirlo con estas palabras:
Señor, que no me falte paciencia.
Señor, que culpa yo no Te mande
ni de pensar ni de lengua.
Señor, quiero aceptar el sufrir
que le venga a mi materia,
sin decir: “Señor, ¿por qué?”.
Ya, el sufrir del espíritu,
aunque nadie lo comprenda,
es una lucha constante
para acarrear al hombre
a que con Amor comprenda
que si va sembrando el bien,
por fuerza ya sale siembra.
Dijo uno:
Esta siembra es para Dios,
la recolección que tenga.
Y Dios ya va valorando,
y tú recibes su renta.
Ahí empiezas cobrando.
Aquí, Él te está esperando
cuando dejes la materia,
pero sigues enseñando.
Desperté, oí:
¡Qué alegría el que siembre
sabiendo que la cosecha
va al Granero Divino,
que es la Gloria de Dios!
Esta siembra, si no amas,
empiezas, no sigues
y pronto te cansas.
¡Qué cierto que más llaman a Dios
ofendiendo que suplicándole!:
“Señor, que yo acepte
lo que me venga,
que sufriendo y aceptando,
no puedo perder la Gloria.
Y si también voy sembrando,
mando contentos a Dios.
Que es la razón de esa vida,
hasta que Aquí han llegado”.
¡Qué triste tiene que ser
sufrimiento protestando!
¡Y qué Enseñanza más grande:
sufrimiento,
llevando a Dios delante
en tus palabras y tus hechos!
***
Libro 22 - Investigaciones a la Verdad - Tomo III - C1
SEÑOR quiero que siempre estés en mi vida, y en la de mis hijos, nietos, y familia, que te amén como yo te amo por que sin amor a ti, todo viene en fra caso.
ResponderEliminarFracaso
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