En Sueño Profético decían:
Era para que al verla, antes que el portero, el dueño abriera las puertas. Todo es creer que a Dios no se necesita, y que después de muerto todo queda en la Tierra.
Dijo uno:
¡Qué poco sabe el hombre del espíritu y cómo le deja rienda suelta para que haga daño al que Dios Elegido tenga.
Si hoy se pusieran aparte los que han intervenido para que el Lugar sufriera, habría que ocupar un gran sitio.
Ha habido actuaciones de muchas maneras, pero Dios es el que manda en esta Vida de espíritu y en la vida de poco tiempo de la materia. Si aquí no actuara Dios, el sufrimiento y el desprecio a esta Verdad, no dejarían mover tu cuerpo. Pero Dios es caminante de los Caminos del Cielo, que son los que al hombre dejan sin poder llegar a ellos.
Desperté, oí:
El desprecio se lo dan a Dios, una vez que tú eres el Instrumento del Mando que Él te da para que el bueno reciba, y también el que hizo el mal y a Dios busca con su forma de actuar.
En este arrobo se hablaba del comportamiento tan malo que el hombre hacía en el Lugar que Dios tenía de refugio para el sufrimiento achicar.
El hombre, por falta de creer y amar, siempre le está dando desprecio al Poder de Dios.
Esto, Ministro y seglar.
Es vergonzoso tener que esperar que abran puertas al que Dios sus Palabras le da.
Que no las inventa, que escritas aquí están.
Su presencia no es la de ella.
Es un Mando que Dios da.
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Libro 27 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo II - C7
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