En Sueño Profético decían:
Enseña el hombre, de Dios, para el cuerpo, pero no para el espíritu. No enseña del Evangelio, que son Palabras que dijo, que están ancladas en los mares de lo Eterno y lo Divino. Esta ancla no se mueve, hasta que no llegue Mando de Dios Padre y de Dios Hijo. Aquél que intente quitarla, se hace de Dios enemigo, y tiene menos Perdón que el que el pecado hizo sin acordarse de Dios.
El hombre enseña de Dios, recortando o alargando Palabras que dijo Dios. Que ya no es su Enseñanza, es una distracción más que el hombre busca. Que de esta distracción sale mala enseñanza.
Dijo un Espíritu en la Gloria:
Por eso, estas Comunicaciones, hacen desafío y mandan que comprueben que es Dios hablando antes y después de su Venida.
Aquí no hay cambio. Si el hombre quisiera a Dios, vería esto claro. Esto es agua, sol y tierra, nacimiento y muerte de la materia. Esto no admite cambio.
Desperté, oí:
En estos Arrobos,
y luego Dictados,
ves claro que son de Aquí,
donde el hombre no ha llegado.
Te compara y te pone su Poder,
sin que nadie pueda cambiarlo.
¿Por qué cambiaría el hombre
el agua, el sol y la tierra,
para que dieran
más provecho y beneficios?
Que esto nombrado
fue hecho con su Palabra.
Ahora nacimiento y vida.
¿Qué reforma puede darle
el hombre?
Aquí ninguna.
Enseña este Evangelio,
que el escrito continúa:
A más leas, profundizando,
te dan ganas de gritar diciendo:
“Dios está hoy hablando”.
Que desde que hizo el mundo,
sus Palabras no faltaron de la Tierra,
siempre de su Gloria hablando.
No reformes sus Palabras,
que vives grande pecado.
***
Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C3
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