En Sueño Profético hablaban de servirle a Dios. Nombraban a hombres que todo dejaron y buscaron a Jesús, pidiéndole como limosna: “Yo quiero ser por Ti mandado”. Hubo quien se arrodilló y dejó en el suelo sus pecados, y Dios Hombre Mando le dio. El que más pedía Mando, más sabía que era Dios. El que le huía al Mando, había duda y poco Amor.
Dijo uno:
Yo oí un día al Maestro estas Palabras, que manda sean dictadas:
“Tened siempre ansiedad de oír mi Mando. Pedid que hayan más diciendo: “Maestro qué quieres que haga”. Y entristeceos cuando vuestro sitio sea por otro reemplazado. Cuando Yo no haya dado el sitio a otro, cuando sea el Mando de mi Padre en Mí dado, dad gracias a mi Reino por haber más con ganas de servirme”.
Desperté, oí:
El que Lo seguía como Dios hecho Hombre, este no decía “Le hago servicio al Maestro”.
Éste decía: “Maestro, dime qué tengo que hacer para que nunca me falten ganas para seguirte y coger con avaricia tu Mando”.
“Me da miedo el pensar que no merezco ser por Ti mandado”.
“Me da miedo el pensar, porque entonces yo Te mando”.
No hay momento más feliz y que te pague más renta, que el que hagas servicio a Dios en el Cielo y en la Tierra.
El hombre cree que a Dios sirve, y no sabe que Él es el que premia.
¡Qué alegría el que Le pida el Mando como limosna!
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Libro 23 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo IV - C3
Verdad sobre más verdad todo lo que dicta Nuestro Padre del Cielo ,que la verdadera felicidad está en servir a Dios en el Cielo y en la tierra.
ResponderEliminarNo hay Premio mayor que Dios te llame por tu nombre para mandarte, que más que mando es premiarte.