En Sueño Profético hablaban de la Obediencia.
Decían que la Obediencia se practicaba de varias maneras. Una era por Amor, otra por creer y otra por miedo. Esto es el Camino de Dios. En el camino del hombre tienes que obedecer aunque la obediencia te lleve a la muerte. Una palabra dicha o una firma, ya no admiten protestas, todos tienen que cumplirlas. En cambio, en la Obediencia a Dios, todo son obstáculos, todo son protestas. Si el hombre pensara lo que es la Obediencia a la Palabra de Dios, pondría la Obediencia antes que la acción.
Dijo uno:
En mi casa había un cuadro con letras bien grandes, que tenía estas palabras: “Obedece a Dios antes que a padre y madre”.
Todo el que en mi casa entraba, se llevaba estas palabras. Era una tienda y tenía que pensar lo que compraban. Mientras, mi padre y mi madre, de su boca, buenas palabras Dios hacía que se oyeran.
Desperté, oí:
Si es Obediencia a Dios,
pocos la cumplen
con alegría y con calma.
En esta tienda
daban el peso corrido,
y mientras, de Dios hablaban.
El cuadro, todos tenían que verlo,
porque estaba enfrente
de la puerta de entrada.
Yo, desde niño,
al peso les acarreaba
lo que ellos estaban vendiendo,
porque la gente no dejaba de comprar
con alegría y con ganas.
“La Tienda con la Presencia de Dios”,
le llamaban.
Cierto, que en Obediencia a la Palabra de Dios,
obedece poca gente.
Y Dios, como es Dios,
no castiga al desobediente.
Lo aparta de su Mando,
y el Mando lo coge ya otro.
***
Libro 30 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IV - C8
Obedecer a Aquel en Quien vivimos, nos movemos y existimos, es lo más sensato y gratificante que puede hacer el ser humano.
ResponderEliminarQue alegría más grande si fueran así todas las tiendas!
ResponderEliminarTodo lo ponían a los pies del Señor y lo hacían por obediencia pero con amor ,el Cuadro lo pregonaba