jueves, 4 de noviembre de 2021

La carne se entierra, pero el espíritu ni se entierra ni se muere

En Sueño Profético hablaban de la tristeza y del sufrimiento, del rico y del pobre, del sano y del enfermo, del que quiso a la Verdad y hoy se encuentra en el Cielo. Hablaban del poder, de la fuerza del cuerpo, de movimiento de carne en gran sitio ejerciendo, de apellido que rubrica lo que antes otros fueron y no quieren que se pierda ni que quede en silencio, porque el apellido: para, abre puertas y da dinero.

Pues siendo esto verdad, todo queda en el suelo al abandonar la carne, y se presenta en el Cielo sólo el espíritu, sin forma, sin altura y sin peso, y sin poder decir: “¿Yo dónde quedo?”, porque el Mando fue de Aquí.

Dijo uno:

El hombre no estudia Esto, que tanta falta le hace para cuando deje el cuerpo, que puede ser en una fiesta, sin que oigan los lamentos del que muere de dolor; o puede ser muerte en silencio, por el abandono que dio el que pudo dar consuelo. Esto no lo piensa el hombre, por más que dicen en el Cielo que la materia se acaba y el espíritu es Eterno, ya sea hombre culto o hombre con gran talento que no admite que Dios es Vida en el espíritu, en el cuerpo, en el agua, en la tierra, en la luz que va llamando a todo lo que está durmiendo; en el aire: que si Dios hoy mandara aire, el hombre quedaría muerto y el mundo se convertiría en un chico cementerio.

Desperté, oí:

En un chico cementerio, comparado con esta Gloria.

El Cielo mira a la Tierra como el mar mira a la lágrima del niño que cae en el suelo.

¿Cómo poder comprender que el hombre le dé tanta preferencia a lo que no entra en el Cielo?

¿Cómo llamarse hombres cultos los que viven la ceguera de la Vida del espíritu?

¡Hombres que viven un préstamo, que saben el día que lo recibieron, pero no saben su vencimiento!

Que en vez de estar preparados, no quieren saber del Dueño.

¡Qué cierto que la llegada del espíritu a la carne la sabe el hombre por inculto que éste sea!

Pero cuando deja el cuerpo, es secreto, es Mando que el culto no sabe.

El hombre debería empezar el estudio del espíritu antes que el de la carne.

Porque la carne se entierra, pero el espíritu ni se entierra ni se muere.

Es cultura universal saber: el no saber cuando llega la muerte.

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Libro 75 - Meditaciones y Palabras Directas con El Padre Eterno - Tomo VIII - C3

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