viernes, 12 de noviembre de 2021

Caridad en el espíritu, caridad en la materia

En Sueño Profético decían:

Cuando llegó el arrobo, el Elegido, este pensar tenía: “Señor, estoy contenta y tengo alegría”.

Ya sigue el Mensaje un espíritu de Dios:

Aquí se ve que el espíritu del Elegido es de Dios, porque su disfrutar es dar alegrías a los demás. Que estas alegrías las da de muchas maneras, pero tienes que amar mucho a Dios para entenderlas. Unas son para el espíritu, y otras para la materia. Pero si amas a Dios, ves que las dos hacen falta.

La materia, estando contenta, se une al espíritu, y ya Mando de Dios piden.

Hay quien cree que la caridad no hace falta nada más que en el hambriento, y no piensa que hay que tener caridad con el que tiene de sobra y puede ayudar, para que no pierda la Gloria. Que a veces la pierde por no tener él caridad, porque tiene de todo y lo guarda para cuando se muera. Pues a éste también le hace falta que le enseñen a cómo vivir la caridad, esperando que cuando él muera, otro con su fortuna se haga rico.

Desperté, oí:

En este arrobo decían palabras que si no se explican, cada uno le dará un sentido diferente.

Y es que el hombre ve la caridad en las cosas materiales.

Y no piensa que la caridad en el espíritu, llega al cuerpo. Y que con caridad en la materia nada más, se puede perder la Gloria.

Las dos unidas llevan a Dios.

Decían estas Palabras que se dictan con Fuerza y Amor de Dios:

Al hambriento, pronto, si lo sientas a tu mesa, le quitas el mal pensar y a Dios busca.

Pero al que más desprecios le dan a su espíritu, más de Dios se retira.

Si a éste lo compadecieran como al hambriento, ya su espíritu viviría sentimiento y el perdón pediría.

Se van a explicar las comparaciones que se han puesto:

El hombre compadece al que va pidiendo limosna descalzo.

Y desprecia al que su vivir quiere cambiar, como lo cambió Agustín de Mónica, y hoy está en la Gloria.

Éstas son Enseñanzas que a todos les llegan.

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Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C3

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