En
Sueño Profético decían:
Cuando
llegó el arrobo, el Elegido, este pensar tenía: “Señor, estoy contenta y tengo
alegría”.
Ya
sigue el Mensaje un espíritu de Dios:
Aquí
se ve que el espíritu del Elegido es de Dios, porque su disfrutar es dar alegrías
a los demás. Que estas alegrías las da de muchas maneras, pero tienes que amar
mucho a Dios para entenderlas. Unas son para el espíritu, y otras para la
materia. Pero si amas a Dios, ves que las dos hacen falta.
La
materia, estando contenta, se une al espíritu, y ya Mando de Dios piden.
Hay
quien cree que la caridad no hace falta nada más que en el hambriento, y no
piensa que hay que tener caridad con el que tiene de sobra y puede ayudar, para
que no pierda la Gloria. Que a veces la pierde por no tener él caridad, porque
tiene de todo y lo guarda para cuando se muera. Pues a éste también le hace
falta que le enseñen a cómo vivir la caridad, esperando que cuando él muera,
otro con su fortuna se haga rico.
Desperté,
oí:
En
este arrobo decían palabras que si no se explican, cada uno le dará un sentido
diferente.
Y es
que el hombre ve la caridad en las cosas materiales.
Y no
piensa que la caridad en el espíritu, llega al cuerpo. Y que con caridad en la
materia nada más, se puede perder la Gloria.
Las
dos unidas llevan a Dios.
Decían
estas Palabras que se dictan con Fuerza y Amor de Dios:
Al
hambriento, pronto, si lo sientas a tu mesa, le quitas el mal pensar y a Dios
busca.
Pero
al que más desprecios le dan a su espíritu, más de Dios se retira.
Si a
éste lo compadecieran como al hambriento, ya su espíritu viviría sentimiento y
el perdón pediría.
Se van
a explicar las comparaciones que se han puesto:
El
hombre compadece al que va pidiendo limosna descalzo.
Y
desprecia al que su vivir quiere cambiar, como lo cambió Agustín de Mónica, y
hoy está en la Gloria.
Éstas
son Enseñanzas que a todos les llegan.
***
Libro 55 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IX - C3
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