En
Sueño Profético hablaban del Amor a Dios. Decían Palabras para el que Dios elige.
Éstas, varias veces se oyeron:
El que
Dios elige no puede guardar este Amor. Le puede a todo lo que ve que le puede
quitar este Amor.
Este
Amor se ve por fuera, pero por dentro, más quedó.
Si
esto el hombre se parara a pensarlo, vería letreros como las estrellas,
diciendo: “Esto es Verdad”. Que la palabra Verdad, la dice también la entrega
por querer que vivan todos su Paz, por ser Paz que Dios le manda que la vivan
los demás.
Dijo
un espíritu de Dios:
Si
guardas las Palabras que Dios dejó dichas cuando subió al Cielo y dejó la
Tierra, y que Aquí dictan: “Mi Paz os doy. Mi Paz os dejo”, verás que el que Dios trae
Aquí, esto va repartiendo. Que su sufrir es cuando esta Paz no la abrazan y la
dejan en el suelo.
De
este Elegido –que Mando hoy está recibiendo– no te cansas de oír los Mensajes
cuando los está leyendo.
El
creer Esto sin mentir, lo va diciendo tu forma de vivir.
Desperté,
oí:
Si
todos sintieran el Amor de Dios como el que Dios elige, no existiría el pecado.
No
existiría la miseria, y en la alegría, a Dios buscarían los que las penas
tenían.
El
Amor que de Dios va, este mismo Amor, Dios te lo aumenta.
Y ya
repartes Amor, un Amor que no te pesa. Un Amor, que tú mismo, ya si piensas que
si no sintieras este Amor, te cubriría la tristeza.
Hablaban
del Amor de muchos Elegidos, porque el ser Elegido, decían que lo había pedido
el Amor.
En
este Elegido que Dios le manda que escriba el arrobo, si el Amor a Dios tuviera
peso, no podría con este peso, y ya sería conocido.
Que se
cunda la cantidad de Libros que ya están hechos, que esto puede que sea un
Escándalo para el mundo entero.
Este
Amor Dios se lo manda al que es su Pregonero.
***
Libro 48 - Investigaciones a la Verdad - Tomo VIII - C1
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