En Sueño Profético decían:
Si los buenos practicaran lo
bueno, a los malos les podrían. Porque lo malo es del Demonio, que Dios lo
tiene apartado de los que quieren ser buenos.
Si los buenos compadecieran al
caído, ninguno caería al suelo, porque antes de caer, sus manos se las
ofrecieron.
El bueno, bueno de Dios, remedia sin pedir documentos. Él da la ayuda y mira al Cielo, y en la mirada, a Dios Le dice: “Que yo levante a todo el caído, como Tú tienes dicho, para no perder tu Reino”.
Si el bueno cumpliera la Ley de
Dios, no existiría el hambriento.
Dijo uno:
Hay quien coge el ser bueno como
las estaciones del año: una temporada corta y pidiendo documentos de por qué
hizo y por qué hace esto que está haciendo. Y dice: “Yo no lo compadezco. Si
fue malo, ¡qué hubiera sido bueno!”.
Desperté, oí:
No vivas con este bueno si en tu
espíritu resuenan estas Palabras.
Si tienes “bueno de Dios”, al
caído lo levantas y le tienes compasión.
Porque pudieras caer tú.
Los buenos de Dios son pocos, por
lo mucho que Dios ama al hombre.
Si el “bueno de Dios” saliera con
letreros en la frente, pocos verías señalados.
Hazte bueno de lo bueno que es de
Dios, para entrar en el Cielo.
***
Libro 30 - Investigaciones a la Verdad - Tomo IV - C8
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