miércoles, 16 de noviembre de 2022

Dios, ilumina a los espíritus que quieren Servirlo

En Sueño Profético decían:

Cada día se está publicando más esta Grandeza Divina. Y es que, Dios, ilumina a los espíritus que quieren Servirlo. Pon a Dios, para que al leer no tengas mal la interpretación.

Decían espíritus, que cuando tuvieron cuerpo, todo su tiempo era para ir haciendo lo que Dios les mandaba a su espíritu, y ya el espíritu le mandaba al cuerpo.

Dijo uno:

Nosotros vivíamos con cuerpo cuando Dios Hijo bajó a la Tierra. Llegamos a conocer a sus Discípulos. Éramos tres amigos que cuando oíamos a los Discípulos hablar del Maestro, no podíamos seguir andando sin pararnos y preguntarles qué se podía hacer para seguir los Pasos de Dios, porque para nosotros era Dios, por el Poder que tenía para todo: para hacer Milagros en enfermos que conocíamos y para darle el Perdón a uno que cuando Dios estaba hablando en el monte y quedó silencio, se acercó a Él y le dijo en alta voz:

   —Yo quisiera decir unas palabras que no puedo tener calladas –se puso de rodillas y continuó diciendo– y que me quitan la vida.

El Maestro le dijo:

   —¡Levántate, que Yo ya sé las palabras que son! Tú nunca has creído que mi Padre hizo el Mundo y a Mí como Dios Hijo me dio a conocer. Ahora tu arrepentimiento está poniendo creencia y Amor, como tienen mis Discípulos. Si ya crees quien Soy, quédate con mis Discípulos, y puedes hacerle servicio a ellos, pero cambia tu negación por creencia.

Desperté, oí:

¡Qué Palabras se oían en el Sueño, cuando el espíritu estaba arrobado! ¡Se veía Fuerza de Dios!

A los Discípulos, Dios les dio Mando para que hablaran con alegría de este caso, como el que no conocían otro.

¡Con qué Fuerza le hablarían los Discípulos, que todas las horas del día iba con ellos!

Este que se está nombrando soy yo, uno que vivía pecando por no creer en Dios, hasta que una noche, que el sueño no llegaba, le pedí a Dios que me diera fuerzas para ir a buscar a sus Discípulos.

Pues así me llegaron las fuerzas para unirme a ellos, y me quitaron la pena tan grande que yo tenía.

A los Discípulos me acerqué y en la Tierra Dios me unió a ellos. Y aquí en la Gloria estamos al servicio de Dios Hijo, Maestro para sus Discípulos.

Fui conocido con esta frase: ¡Qué grande es el Amor de Dios, que el que va con los Discípulos no creía que, el Maestro, como decían sus Discípulos, fuera Dios Hijo!

El Creer me vistió de Grande Amor, y todos me paraban y me preguntaban:

¿Cómo puede ser que tu cambio haya sido con tanto Amor?

Mi contestar era este que mandan dictar:

Si a mi pensar viniera el no creer nuevamente, la muerte con grande fuego, poco castigo sería. Los Discípulos eran la vida mía. Y ahora que no vive el cuerpo, es mi Dios el que me ha dado la Vida Eterna.

***

Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C5

No hay comentarios:

Publicar un comentario