En Sueño Profético hablaban del trabajo que al Elegido le cuesta enseñar al hombre que
viva sin ofender a Dios, con su mal comportamiento y poniendo su contra a lo
que no puede aceptar del Cielo.
Dijo uno:
Ahí cumple y enseña todo lo que el hombre dice que hay
que aprender, que parte de esta enseñanza, por no decir toda, va en contra de
los Diez Mandamientos. Si el hombre hiciera un recuento de todo lo que hace al
día para evitar el pecado no viviría tranquilo cuando, andando o sentado,
pensara escenas que hizo o que estaba planteando con su dura conciencia y con
su espíritu sucio. Sucio porque a Dios no cumple. Con lo fácil que sería amar a
Dios lo primero, con lo sencillo que es comprender a este Cielo.
El Mundo con su pecado a Dios quiere esconder, pero
Dios formará diluvio con agua, con sequía o con fuego. Siendo su Poder mandado
ya el nombre no hace falta ponerlo.
Hasta que el hombre no enseñe lo de Dios lo primero el
Mundo irá de espaldas con sus pecados y con sus inventos.
Desperté, oí:
Coge lápiz y papel y apunta las veces que al día oyes
el nombre de Dios.
Y debajo ve poniendo la caridad, hecha por Dios, con
el que has visto caído y tu ayuda lo levantó.
Pero no olvides poner los favores que recibes a cambio
de tu vivir.
¿Quién crees tú que te deja ver la claridad del nuevo
día?
¿Quién crees tú que te manda la vida día a día?
Pues después de esto pon ya con letras más chicas para
que nadie las lea:
“Señor, he
vivido mal y quieres que me arrepienta cuando Tú, con un diluvio, dejabas al
hombre sin Tierra”.
Esto no son amenazas son palabras con sentencias.
***
Libro 67 - Meditaciones y Palabras Directas Con El Padre Eterno - Tomo VII
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