martes, 13 de febrero de 2024

Los días obedecen a Dios

En Sueño Profético decían:

El que trate al Elegido y no abrace su Mando, el mismo se pondrá castigo y lo verán castigado. Por que la vida del cuerpo procura darte el engaño en aquello que tú vas buscando con ansiedad y la Paz te va robando.

Dijo uno:

Yo aprendí mucho de mi madre. Pero cuando fui ya hombre, éstas fueron sus palabras para las cosas que servían poco tiempo y, a veces, ni las disfrutabas por llegar enfermedad, y nuevas te las dejabas. Voy a decir unas de las que el que las oía hacía parada:

No te enfades con los días, que los días no son culpables de que no consigas lo que quieres.

Los días obedecen a Dios, que lo puedes comprobar con el sol, la tormenta y la lluvia.

El día está esperando que el hombre ponga su fecha para lo que el día le sirvió: para cosa mala o buena.

El día no insulta al hombre, y la noche se presenta para darle vida al sueño.

La noche no quita sueño. El sueño es el que a la noche desprecia. Y siempre oyes decir: ¡qué noche más mala!, ¡qué larga se hizo!, ¡qué noche más larga!

Desperté, oí:

Veinticuatro años tenía cuando di la razón a estas palabras que mi madre decía cuando oía culpar al día de lo que pasaba.

Dos hermanos éramos, y el más chico que yo, comprendiendo o sin comprender, lo que oía a mi madre, lo repetía él.    

Mi padre murió en la mina cuando éramos niños los dos. Uno tenía 8 años, y 10 yo.

Los compañeros no faltaban de llevar a mi madre lo que mi padre ganaba.

Que esto lo dijo uno, y todos, al cobrar, su parte daban.

Nunca oí a mi madre mal decir el día.

Decía: “Si el día hablara, su lástima conmigo la juntaba.

Yo nombro el día después que a Dios, porque el día sin Dios es noche en barranco, momentos de desesperación”.

El Elegido nombra los días porque son de Dios, y le pide a Dios, no a los días.

***

Libro 40 - Dios Manda En Su Gloria que Enseñen - Tomo VI - C6

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