En Sueño Profético decían espíritus de la Gloria:
El pensar de este Elegido de Dios es:
“Señor, yo quisiera cundir más estos Mensajes, que las Palabras son dichas para
enseñar de tu Gloria”.
Pues cuando me llega el sueño, digo:
“Señor, no me enfado si tu Mando es mandar haciendo trabajo”. A este pensar fue
el contestar de la Voz de Dios Hijo.
Se vio como un llano, pero había casas, y
gente esperando al Maestro, como Le decían sus Discípulos. De momento quedó
sólo la Imagen de Dios, con su Túnica, y el suelo con nubes que formaban suelo,
y Dios sus Pasos ponía. Estas palabras dijo:
“Cuando Yo elijo es porque han cundido mi
Presencia sin haberme Yo presentado. Pero el pensar siempre ha sido mi Mando,
que esto tiene más valor que el pensar sin hacer mi Mando. Sigue tu camino, sin
cambiarlo, que es abrazar el bien o el mal que te ha llegado. No importa que
digas que estas palabras Dios Hijo se las ha dado, en el Arrobo, a tu
espíritu”.
Esta Visión, en el sitio que se ha visto
a Dios Hijo es donde Lo esperaban sus Discípulos. Fue terminar estas palabras y
se vio la carne que Dios me unió, en su despacho, con su cuerpo y su traje,
normal, como cuando copiaba los Mensajes. La mirada que me dio era igual que
cuando vivía el cuerpo. Estaba un poco triste y dijo estas palabras:
“Ana cuídate, cuídate, que tu cuerpo lo
necesita el espíritu para la entrega que tienes en el Prójimo”.
Estas palabras las dicen espíritus de la
Gloria en mi espíritu.
Desperté, oí:
Pon todo el pensar en los Mensajes, que
todo esto es de Dios. Pues con este pensar, ya alegrías mandas a Dios, pero
grandes.
Tu pedir, antes de pedir, Dios lo sabe.
Este es el pedir que a Dios le haces por los que más quieres.
“Que estén cerca de tu visión, que esto
es verlos juntos y pensando en estos Mensajes”.
Dijo un espíritu de la Gloria:
“Siempre que quieras verlos, los verás,
porque la fuerza de Dios les dejas, y ya tienen que nombrar este Caso, hoy
único”.
Siempre que puedas, que tus fuerzas sean
para que se quiten los espíritus que aquí no van.
Tú sigue pidiendo por los enfermos que su
vida está esperando la llamada del Cielo.
Los que más quieres, son los que siempre
tienes en tu pensamiento.
Que esto da alegrías y quita
sufrimientos.
***
Libro 64 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo VIII - C8
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