En Sueño Profético decían:
Si eres bueno para Dios, eres bueno para el hombre.
Porque la Leyes de Dios no son como las del hombre. El hombre, haciendo la ley
que otro hombre pone, no le exige que a Dios tenga que querer por ley para
siempre.
Dijo uno:
Dios no consiente que el hombre a Él lo quiera y al
Prójimo no se ofrezca. Y que si algo hiciera, fuera por temor o para que lo
vieran. Si piensas que Dios es Padre, no puede querer al que no quiera a sus
hijos y no Lo llame a Él en su Reino pidiendo por los que no están en el Camino
de la Gloria.
Esto, si lo estudias, verás la diferencia de cómo Dios
quiere al hombre y el hombre cómo responde. Que si Lo quieres, más claro lo
verás. Compara esto con unos padres que a ellos mucho los quisieran y les
dieran comida, pero que a sus hijos se la negaran. ¿Crees que serían padres de
Dios cumpliendo lo que Dios manda? Pues, ¿cómo Dios va a traer a su Gloria al
que del Prójimo no se ocupe ni a verlo vaya?
Desperté, oí:
Va el Mensaje a que el hombre, cumpliendo la ley que
el hombre pone, para el hombre ya es bueno.
Y le admite que a Dios no quiera.
Dios, si dices que a Él lo buscas y lo quieres,
queriendo al Prójimo, Él más te quiere y sale a tu camino.
Pero si a Él dices que Lo quieres despreciando al
caído, Él no te puede querer.
El hombre, si a él lo quieres, no le importa que a
Dios no quieras.
Haz stop en el Mensaje y verás la diferencia de cómo
quiere Dios al hombre y el hombre qué mal se porta.
Dios no quiere que Lo quieras hasta que al Prójimo
quieras.
***
Libro 41 - Dios Habla al No Quiero del Hombre - Tomo III - C6
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