En Sueño
Profético hablaban del tiempo que pasó. Que hoy, siendo el mismo tiempo, no
puedes tener aquello que tenías en aquel tiempo. O aquello se acabó, o tú te
acabaste para ello.
Es la vida,
vista y pasada según tú viviste aquello. Habrá cosas que perdiste que, ni con
llantos ni tristezas, jamás tendrán ya el arreglo. Habrá pensar que te venga a
tu mismo pensamiento que, siendo tú dueña de tu pensar, tienes que dejar
adentro lo que no quieres pensar, por ser tu remordimiento. Que sí, que tú lo
comprendes, que en aquel tiempo tú sacaste lo que te fueron a dar y hoy
reconoces que lo tienes que pagar. Pero un pagar tan duro, que largo se hace el
pagar. Esto es reconocer lo que tú hiciste mal.
Dijo uno:
Los que de Aquí
llevan Palabras y Visiones que Dios da para que ahí las sepan, son los que a
más tiempo pasa, más los recuerdan. Pero hay mayoría que quieren justificarse
sin oír al que Aquí viene. Que no viene, que lo trae el que luego te recuerda
qué te hizo el no escucharle. Sabiendo bien que tú veías bien claro que Esto no
son escritos de Tierra.
Desperté, oí:
Tiempo pasado
vivido sin vivir lo que hoy tienes, es un sufrir que tú mismo de penitencia te
pones.
El tiempo hay
que vivirlo sabiendo que aquello pierdes.
Unas veces que
se van y otras que a ti te pierden.
Esto es un
comparar con la gente que a Dios quiere.
Éstos siempre
darán gracias y nunca dirán: “¡Dios mío, yo desprecié tus Palabras!”.
“Yo no medí la
distancia de hasta dónde se puede ir para la salud guardarla”.
A estos que
aman a Dios, nunca les vendrá el pensar del tiempo que atrás dejaron.
Todo lo
recordarán, dándole a Dios las gracias.
***
Libro 83 - Te Habla El Profeta - Tomo XI - C1
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