lunes, 15 de diciembre de 2025

Los corderos

En Sueño Profético decían:

Busca con afán a Dios y Él te dará sin medida. Piensa que es el Padre de todos y que está esperando que tú Le pidas, pero no Le pidas cuentas porque de ti se retira. Él sabe darlas pero tú jamás las comprenderías. Y ¿cómo te va a conceder lo que tú Le pidas si lo haces pidiéndole cuentas?

Dijo uno:

Hay quien sufre y se une a Dios, y hay quien en el sufrir se retira de Aquí. Pues a éste le faltaba el Amor. A Dios tienes que Quererlo, Llamarlo y Seguirlo, y si el camino es estrecho Él sabrá  por qué lo puso. Haciendo este pensar no hay duda que Él contigo está. Éste fue siempre el pensar del Elegido que Él coge para enseñar.

Hacían comparaciones claras para Allí y difíciles para la mentalidad del hombre, porque la mentalidad del hombre está anémica por no tomar el medicamento del Amor a Dios y de la caridad en el Prójimo. Sin este medicamento tirará de ti la vida dándote más sufrimiento. El que diga: “Yo amo a Dios” y este Amor salga de adentro, éste sí entiende a Dios en el sufrir y en el contento, y sirve para enseñar y guiar en los grandes sufrimientos para que no dejen de amar.

No pienses y nunca digas: 

    – Aquel o este de acá tiene mejor vida que la que yo puedo llevar, ¿por qué, Dios que todo lo puedes, vivimos tan desigual?

Desperté, oí:

No le des explicación al niño de lo que nunca su mente comprenderá.

Pues, la mayoría de las veces que le quieras explicar, acabarás con enfado y el niño llorando aún más.

¿Cómo explicar al cordero que lo tienen que matar para servir de alimento al que luego va a pecar?

¿Qué le diría el cordero si con Dios pudiera hablar?

Pues yo lo voy a decir, porque el decir es de la Gloria:

    – Señor, yo y todo el rebaño estamos a tu mandar.

Aunque no suenen palabras, los corderos hablando van.

Dios se lo tiene mandado, Él sabrá porqué debe pasar.

Si cojean de una pata, porque el pastor le dio al tirar, sienten permitir de Dios.

Y al cojear y al balar van ofreciéndose en abrigo para el que los quiera esquilar.

Que puede que le den abrigo al que aún pecando está, pero ¿quién sabe si un día el calor le hace mirar al Cielo y quitarlo de pecar?

Aprende de los corderos, en quietud y en humildad.

***

Libro 69 - Dios No Quiere, Permite - Tomo VIII 

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