En Sueño Profético hablaban de penitencia, de sufrimientos, de portarte mal con Dios aunque a Dios no Lo estés viendo. Hablaban de las escalas del sufrir. Hablaban unas Palabras que sin duda eran del Cielo. Se oía eco de oración y referir unos hechos del tiempo que vivió el Maestro. Pero se oían Palabras que eran Evangelio, Evangelio que no existe porque el hombre no lo escribió como hoy quisiera hacerlo. Se oía llorar a mujeres por lo que a Dios Le hicieron.
Ya dijo uno:
Por mucho que Dios dijo: “Matarán mi Carne y destrozarán mi Cuerpo, pero Yo quedo Vivo y voy al Padre con Cuerpo. Derramo mi Sangre, y así ya conocéis al que es de mi Gloria o al que ha querido matarme. Que siga esta Enseñanza para que conozcan a los fariseos, a los falsos, a los hipócritas. El que quiso a mi Padre, hoy se pone en contra del que ve que a Mí no Me ama, y aquí faltará Paz y se formará la guerra, que este sufrir superará al sufrir más grande. Yo soy Dios y no oigo el ruego del que no quiere a mi Padre”.
Desperté, oí:
Por mucho que el Maestro dijo:
“Matarán mi Carne,
pero Yo quedo Vivo”,
no consolaba el oírlo.
Por mucho que decía:
“Me llevo mi Cuerpo”,
cuando pusieron la losa,
no podían comprenderlo.
Lo que sí vieron pronto,
fue la guerra en las familias
por amarlo y defenderlo.
Tuvieron días rebeldes,
al ver que mataron al Maestro.
Luego les viene la Paz
cuando cunden los Discípulos:
“¡Ha venido, y con Cuerpo!”.
Varios Lo vieron de Carne
en varios sitios
y en varios momentos.
Con esto ya les bastó
y quedó en Testamento.
No hay sufrimiento mayor,
que oigas: “a Dios no quiero”.
***
Libro 13 - Hechos de Jesús Perdidos, Hoy Dictados en Gloria - Tomo II - C2
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