En Sueño Profético veía todo lo
de la Tierra muy chico y con gran movimiento, o sea, visto desde gran altura. Y
uno dijo:
“Esto es espíritu
con materia, hormiguero humano con inquietud”.
Se veía a unos
deprisa por querer llegar a sitios que otros ya habían despreciado. Y continuaban diciendo:
Éste es el vivir de
la Tierra:
un vivir trabajoso,
un vivir de quimera.
Unos hacen los
castillos
para otros que
después vengan,
y van y vienen
deprisa,
y el castillo luego
queda
para que muchos
visiten
y se paren en cada
piedra
ajustando la raíz
del que puso la
primera,
y se pasan rato y
rato,
después de tanta
carrera
para arriba y para
abajo.
Éste es el
hormiguero de ese mundo.
Luego queda en
cementerio
de todo lo que se
ha visto
con ese gran
movimiento.
Luego es castillo
ruinoso
sin que vayan
visitantes,
sin que nadie te
recuerde,
porque aquí valor
no hay.
Es materia que
sirvió
como sirve
cualquier traje
que el hombre le
dio valor
y despreció lo
que vale.
Desperté, oí:
Ése es el mundo del
hombre,
que Dios los deja
de dueños.
Los deja y les hace
ver
que ahí nunca
estará lo Eterno.
Les deja la
Libertad
para el que quiera
ser bueno
antes del traje
dejar.
Que éstos son los
grandes méritos:
vivir sin querer
pecar.
¡Cómo se veía el
mundo,
nada marchando en
su igual!
Ninguno en el mismo
acuerdo,
en el subir y el
bajar.
Todos buscando
inquietud,
por no querer la
Verdad.
El que estudie este
Escrito,
vive espíritu y
Verdad.
Porque en el vivir
de la Tierra,
unos vienen y otros
van.
Libro 14 - Dios Manda en Su Gloria - Tomo II - Pag. 9-10-11
Corremos de un lado para otro sin darnos cuenta de que adonde hay que ir es a nuestro interior.
ResponderEliminar