En Sueño Profético hablaban de la seguridad y firmeza que encuentran en el Elegido, esto el oyente, si quiere ve actuación de Aquí.
El Elegido habla con una fuerza que nadie puede parar. Dios le da una inteligencia que no está en los libros del hombre. Dios le da inteligencia sin estudio. Dios, en menos que el hombre pone punto y coma, le enseña la Carrera que no tiene final, Carrera del espíritu, que todo hombre debía de saber algo.
El hombre empieza a querer saber de Aquí cuando el Elegido ya no tiene materia; entonces empieza el hombre a liar la Grandeza de Dios con la vanidad del hombre, y siempre saben de esta Gloria, no por el que Dios trae, lo saben por lo que el hombre quiere decir.
La Publicación tiene que hacerla el que ve la Gloria de Dios y Dios le manda que escriba el Dictado. Esta Publicación es con obediencia a este Dios. Si no hay obediencia, no hay Amor verdadero.
El Comunicante repite lo que Dios en él resuena. Esto da a conversar con distintas opiniones, que hacen enfadarse a Dios.
Desperté, oí:
No hay más verdad para Dios,
que obedezcas porque quieras.
Si publicas, obedeces.
Si no callas, obedeces;
obedeces porque Dios
no habla para que dejes
los Mensajes que dictó,
que son suyos y no del hombre.
El hombre, que no publique
lo suyo de ahí de la Tierra,
que Dios lo deja de dueño
hasta que acabe la cuerda.
Pero lo dicho en espíritu
y explicado sin materia,
¡qué sabrá el hombre decir
cuando esta carne esté muerta?
Este Dictado termina
diciéndole al Instrumento,
que dé la Publicación
dando él el visto bueno.
***
Libro 4 - Te Habla El Profeta - Tomo I - Pag. 90-91
Sus seguidores debemos velar por que no se adultere el Mensaje ni se desvíe el centro de atención, que siempre es Dios.
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