En Sueño Profético decían:
Dios le habla a uno, y este uno es el que tiene que hablarle al pueblo. Dios no habla para éste, Dios habla a través de éste. Siempre que se echa semilla es para que haya cosecha. No hay quien siembre y mande que pisen este sembrado. La Palabra de Dios tiene que ser fértil.
Desperté, oí:
Si a Dios amas, tú publicas su Palabra.
Porque este Amor no te deja tranquilo.
Este Amor te obliga a que tú te enfrentes con el hombre.
Pero este enfrentar es el que a Dios agrada.
Agrado con el que Dios te sella.
Y sello que tú no puedes ocultarlo.
El amar a Dios exige que más Lo ames.
Este más, no tiene fin.
Ama a Dios tanto, que el sello que Él te dé, sirva para que tú también vayas sellado.
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Libro 8 - Dios No Quiere, Permite - Tomo I - Pag. 244-245
Dios ha sembrado en tierra fértil. A nosotros corresponde abonar y compartir la semilla.
ResponderEliminarComo dice que según lo defiendas demuestras el grado de amor que tienes, y es que el amor grande no tiene quietud y pasa fronteras.
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