En Sueño Profético decían:
El bueno no es bueno por ser bueno; es bueno cuando sea bueno y cumpla la Palabra de Dios, cuando sin trabajo lo vean que es bueno, cuando la caridad la haga como regalo a Dios, cuando enseñe a vivir amando a Dios, cuando el sufrimiento sepa recibirlo sin aumentar sufrimiento.
Dijo uno:
Hay quien es bueno y deja de serlo cuando le llega sufrir.
Hay quien es bueno para donde no cuenta ser bueno.
El ser bueno es sencillo cuando el bueno viene de Dios.
Cuando tú quieres que vean que eres bueno, cuesta trabajo, y al final ven que eres malo.
Los buenos que son de Dios,
son santos ahí pisando,
son hombres sin avaricia,
tan sólo en Dios pensando;
son hombres que llevan Paz,
que al paso van regalando;
son hombres de los de Dios,
con espíritu tan sano,
que son buscados por Dios;
son buenos sin preocuparse
del Mando que mande Dios;
son hombres siempre pensando:
¿cómo quitaría yo
al que vive en el pecado?
Éstos son los hombres buenos,
que pueden ser campesinos,
o pueden ser cortesanos.
Desperté, oí:
El bueno que dice el hombre,
muchas veces, para Dios,
no tiene puntos de Gloria.
Es bueno para unas leyes,
que al bueno leyes le sobran.
El bueno viene de Dios,
y sin trabajo ejerce:
Amor, caridad y perdón.
Para ser un hombre bueno
tienes que cumplir con Dios,
y ya vives en la Tierra
Discípulo del Señor.
Si fueras bueno de Tierra,
serías bueno sin Perdón.
***
Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pág. 161-162-163
El bueno no vive el alboroto de la tierra porque reconoce qué es importante, y su aspiración es contagiar amor.
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