En Sueño Profético decían:
No hay quien ame,
y amando, deje de amar.
No hay quien busque queriendo,
y ya que ha encontrado,
olvide el buscar.
No hay quien diga ¡Dios mío!,
queriendo engañar,
si ese ¡Dios mío!
sale de un gran amar.
¡Es tan sencillo el querer
cuando Amor habita ya!
Es triste y causa pena,
que pocos quieran amar.
No hay quien quiera seguir a Dios,
y le canse este caminar.
No hay quien llore a Dios
arrepentido de su mal,
y Dios le nombre pasado
sin quererlo perdonar.
Yo pregonaba su Amor,
y daban ganas de amar,
pero el hombre perseguía
esta forma de enseñar.
Yo enseñaba sin libros
ni textos que el hombre hiciera.
Yo contaba lo que oía
que Dios me decía sin habla,
o lo que Dios me ponía
en Visión, que no había nada.
Ni había habla ni Visión
para aquel que a Dios no amara.
El que a Dios quería ver,
antes de oír mi habla,
me buscaba para decirme:
Teresa, ven a mi casa,
que mi familia te espera,
y llena tienes la casa
de buena gente que quiere
que enseñes a que Amor nazca.
Ya me entraba una alegría
y un fuerza en mis palabras,
que pararlas no podía,
y antes muerta que callarlas.
Estas Palabras de Dios,
que Dios te da para darlas,
si no las dieras serías
alma, pero endemoniada;
ya faltabas a la Obediencia,
y a Luzbel dabas compaña.
Desperté, oí:
Antes de no obedecer,
que Dios me mande martirios,
dejándome con Luzbel.
Yo no callaba el Amor
que dentro de mí vivía.
Yo no podía mandar
al que del Cielo venía,
y otras veces me llevaba
haciéndome compañía.
Cuando ya me despertaba
de aquel sueño sin dormirme,
era cuando notaba este Amor
y pensar el perseguirme.
¡Qué lástima que no busquen!
¡Qué lástima que no sientan!
¡Qué lástima que no sigan
persiguiendo a muchos hombres
por éxtasis que tuvieran!
¡Si el hombre se dedicara
a buscar como las fieras,
a este Amor, que a más lo busques,
más quiere Dios que Lo quieras!
Yo fui fiera en defender
las Palabras de mi Dios,
y a Dios nunca Lo enfadé.
Si callo por obediencia
al que con Dios hoy no está,
yo tampoco voy a la Gloria,
y hoy le sirvo a Satanás.
Yo tenía que ir gritando
el Mando de este Mandar.
Aquel que sienta este Amor,
imposible este callar.
TERESA DE ÁVILA
***
Libro 12 - Dios Comunica y Da Nombres - Tomo II - Pág. 179-180-181-182
Dios es Amor, y nuestra verdadera aspiración es amar a su imagen y semejanza.
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