En Sueño Profético hablaban del pecado que el hombre no lo tiene por pecado. No lo tiene porque no lo enseña diciendo: “esto hay que aprender y practicar, y el que no lo haga está pecando”.
Esto sería creer que no enseñar la Palabra de Dios y hacer practicarla, es grande pecado. Luego ya, cuando tú seas responsable de tu espíritu y cuerpo, tu Libertad te lleva a seguir a Dios o a condenarte.
Esto, el hombre que pisa Tierra, no le llama pecado. Esto lo deja libre para que el que quiera lo aprenda y lo practique; y el que no quiera, que no lo aprenda.
Dijo uno:
Al hombre no puedes quitarle que el cuchillo se esconda, pero de niño sí puedes prohibir y castigar que el cuchillo no coja.
El hombre siempre interpreta mal lo de Dios.
Dios Hombre daba y dejaba Libertad para que Lo quisieran cuando eran hombres. Pero a los niños los llamaba, y reprendía a los mayores que quitaban que a Él se acercaran.
Dios Hombre nunca dijo: “Si vosotros no Me queréis, enseñad a los niños a que no Me quieran”. Pues si esto no lo dijo Dios y el hombre lo hace, ya hace pecado más grave que el pecado que hace el hombre que lo condenan las leyes.
Desperté, oí:
Le pone el hombre castigo
a lo que ve que hace mal el cuerpo.
Le llama el hombre pecado
al hombre que no cumple los Mandamientos.
Y no le llama pecado
a que no enseñe ni obligue al niño
a que el Nombre de Dios es Sagrado.
Que la inocencia del niño
la Gloria la va agrandando.
Si Dios le pide a los hombres:
“Haceos niños
y entraréis en mi Reino”.
¿Cómo querer el hombre que el niño
llegue a hombre sin quererlo?
Es el pecado mayor
que hoy tiene el hombre,
el no enseñar al niño
de la Gloria y de Dios Hombre.
De cuando baja a la Tierra
para enseñar a los hombres
a que se amen como Él ama.
El niño debe ser
enseñado y mandado.
Y cuando llegue a hombre,
que se retire de Dios
o que siga con más fuerza enseñando
lo que a él le enseñaron.
Si esto así se cumpliera,
habría pocos retirados.
***
Libro 19 - Dios Manda en Su Gloria Que Enseñen - Tomo III - Pág. 140-141-142
Quien no ama a Dios considera que se contamina el cerebro de los niños con falsas creencias. Los cristianos somos responsables en parte por haber caído en la incoherencia y por enseñar a cumplir, en lugar de enseñar a amar.
ResponderEliminar