sábado, 29 de marzo de 2014

Palabras dichas a la inteligencia

En Sueño Profético hablaban y decían:

Esto es para la Gloria y para el espíritu que Aquí viene traído por Dios.

Estas Palabras dichas a la inteligencia, luego serán dichas para que la materia oiga, compare y aprenda.

El que oiga hablar y explicar de lo que Aquí le enseñen, claro ve que es actuación de espíritu sin materia.

El espíritu, cuando vive con materia, tiene su tope de saber de Aquí, y por mucho que quiera saber, no llega a descubrir esta Gloria.

El hombre que quiere saber de Aquí por sus propios medios, se encuentra la Gloria cerrada. Y el que quiere saber por Dios, Dios le da la Llave de lo Infinito.

Dios une sus espíritus, los que están Aquí con los que sufren por la incomprensión del que no ama.

Dijo uno:

El que Aquí viene no es por hacer investigaciones, es por amar, por amar a todo lo que Dios manda, por levantar a todo el que ve caído, por evitar que la pureza se manche, porque sus brazos abrazan el sufrir que no ve nadie, porque ha creído en Dios y sufre para igualarle.

Éstos son a los que Dios dice:
“A mi Gloria voy a llevarte”.

Éstos son los que predican
sin predicar enseñarles.

Éstos son los que te hablan
de los ríos, de los mares,
del aire, de la tormenta,
de las ciencias naturales,
de todo lo que el hombre
no puede a ellos enseñarles.

Porque Dios quiere que sepan
un Saber, Saber de nadie,
un Saber que es Dios hablando
de donde el hombre no llega.

Desperté, oí:

El hombre no llega al Cielo
por su forma de saber.

A veces se evita Gloria,
ajustando tres y tres.

A veces él se condena
queriendo tanto saber.

El hombre quiere saber de Gloria,
por saber otro saber.

Y Dios quiere que practique
Evangelio sin leer.

El afán que tiene el hombre,
es saber y más saber,
para decir: ¡Dios no vive!
¡Mi saber es más saber!

Un ¡Dios mío, no sé nada!,
anula todo saber,
porque Dios te enseña entonces
un Mundo que nadie ve.

Nadie puede estar en Gloria,
que Dios aprenda de él.


***

Libro 4 - Te Habla el Profeta - Tomo I - Pag. 47-48-49

1 comentario:

  1. No aprende el que cree saberlo todo. El primer paso es reconocer que no sabemos, y después hay que dejarse enseñar. Entonces seremos cada vez más conscientes de nuestra pequeñez.

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