En Sueño Profético decían:
Para conocer a Dios, tienes que amarlo y seguirlo, y ya sabrás cómo son sus actuaciones; ya hablarás normal de su Amor, de su Mando, de su Perdón y del porqué premiar al justo. Cuando ames y sigas su Mando, no preguntarás por qué Dios tiene Elegidos, por qué Dios aparta y por qué consiente que el hombre tenga Infierno.
Dijo uno:
Conociendo cómo es Dios, no te extraña lo que Dios haga, aceptas todo lo que de Él venga y no dices: “esto debía de ser así; aquello no estuvo bien; si Dios hiciera esto que yo digo...; pues yo no acepto lo que Dios quiere que sea”.
El que ama y sigue la Gracia Divina que Dios derrama donde Él quiere, éste conoce a Dios. El Amor conoce más que los pasos: el Amor va primero, y ya lo siguen los pasos; después conoce Amor, y pasos a la noble aceptación, que es noble por venir ya del Mando de Dios. Todo esto es conocido por el que no está en contra de Dios. El que está en contra del Mando de Dios, no conocerá nada que de Dios venga porque Dios ocultará a su inteligencia los Prodigios de su Gloria, que de Aquí manda en mujer u hombre cualquiera.
Desperté, oí:
Claro se lee en este Escrito,
que su nombre es Evangelio,
que en amando, ya conoces
lo que es de Tierra o del Cielo.
¡Qué familia te compone
de su Amor, de su Mando, de Seguirlo,
del Premio al Elegido!
Del Premio al Elegido
que justo fue en Obediencia.
Y al final, a esta familia,
el Perdón para el que quiera.
Es mejor el que Lo ames,
y ya este Amor te diga:
“yo quiero seguir a Dios
para saber lo que diga”.
Porque sin querer seguirlo,
a todo diré mentira.
***
Libro 11 - Te Habla el Profeta - Tomo II - Pag. 106-107-108
El Amor conduce a la Confianza, a la Aceptación, a la Obediencia y a querer amar más.
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