En Sueño Profético decían:
Si creyeran en la Vida de Aquí,
no sufriría tanto el que Dios elige ahí.
Y si el que cree,
amara con alegría,
recibiría el mando
del que de Aquí el Mando lleva.
Este Mando es con Amor,
cuando Amor está esperando.
Este Mando no lo acuna
el espíritu que no está entregado.
Dijo uno:
Si no crees, haz por creer.
Y cuando creas, haz por amar.
Y cuando ames,
tú lo sabrás antes que nadie,
porque el Amor a Dios
te hace incansable.
Y ya lo verás todo hueco y vacío,
donde de Dios no veas que hablen.
Esta Enseñanza es repetida: de muchas palabras se está acabando el tiempo de repetirlas donde reciben el desprecio. Dios manda donde su Mando esperan y adoran con alegría. También manda con fuerza que tienen que hacer el Mando. Como cuando la Tierra tiembla, como todo lo que el hombre no puede parar con sus fuerzas.
Desperté, oí:
Deberían pedir de rodillas y llorando,
a Dios, que no les faltara Mando,
aunque los caminos tuvieran pinchos
y los pies fueran sangrando.
Todo el que puede servir a Dios,
ya en el servir está premiado.
El Instrumento entiende,
sin palabras y sin sonido,
lo que Dios le está mandando.
Si tú crees al Elegido,
sabes ya de quien es el Mando.
No mires al Elegido
y piensa que es Dios
el que está mandando.
El Instrumento, con la acción,
a Dios contesta:
¡Señor, yo, de tu Mando no me canso!
¡Mándame, que yo lo espero
sin protestas y sin llanto!
***
Libro 31 - Te Habla El Profeta - Tomo IV - C1
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